OPINION

Letizia

Joana Maria Borrás | Domingo 08 de abril de 2018

Se que a mi madre no le gustará pero apuesto por Letizia. No tenía que ser fácil creérselo lo suficiente para estar allí, dar un salto y quedarse dentro. Cuando ese tren que a veces transita desde el paraje de lo imposible a lo posible, completamente vacío y con butacas de piel en su interior, paro en la estación de Letizia, ella supo creérselo. Otra en su situación hubiera flaqueado en algún momento, es más, seguramente la historia fue así para otras candidatas a esa plaza en ese mismo tren, porque hay que estar muy seguro de uno mismo para poder vivir una historia así y culminarla con éxito.

Letizia fue valiente desde el principio, no claudico a los vestidos hasta la rodilla hasta que se convirtió en Reina, cuando lo más fácil hubiera sido copiar a la Reina y a las Infantas para contentarlas y para pasar desapercibida en su gris espacio, anodino, serio y recatado. No tan sólo no copió sino que impuso un estilo personal y atrevido y esto, claro, en este País dónde todavía todo huele a pecado, no se perdona. Por eso, porque somos envidiosos, a Letizia la linchaban y la seguirán linchando porque no es una mujer que pase desapercibida.

Si alguien no quiere que Letizia se gaste el dinero en operaciones de cirugía estética (que a mí personalmente me parecen una opción muy respetable para quien quiera hacerlo), que procure recordar en la próxima cita electoral, no votar a ningún partido monárquico y ya está. De lo contrario, si lo que se vota es la continuidad monárquica, deberíamos acostumbrarnos a que evolucione de una forma no traumática y moderna, so pena de lo contrario, de tener una monárquica obsoleta y hazmerreír de continentes más civilizados.

Porque la realidad esconde a veces intenciones obscenas: los unos con la vista fija en el horizonte de la República, que aprovechan cualquier desliz para darle otro manotazo a la Monarquía. Los otros, los monárquicos de pro, aprovechan igualmente porque no se han dado cuenta todavía que el azul pitufo solo existe en los cómics y no en las venas. El linchamiento de Letizia y de su hija Leonor es una caza de brujas. Si Letizia fuera la vecina del tercero y hubiera discutido con su suegra, la mayor parte del vecindario le daría la razón aún sin tener ni idea de lo que había ocurrido en realidad.

Letizia, a quien muchos no le perdonan ser del pueblo llano, debería guardar las formas para cumplir con los parámetros que algunos piensan que debe adornar a la realeza, es decir, debería mentirnos con su pose y con sus maneras, porque preferimos (por lo que se ve), una Reina falsa más que a una falsa reina.


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