OPINION

Diagnóstico del cáncer

Emilio Arteaga | Martes 23 de enero de 2018

Estos últimos días se ha difundido en los medios de comunicación de todo el mundo una noticia generada por la publicación en la revista Science, una de las dos revistas científicas generales más prestigiosas del mundo, de un estudio realizado por diversos grupos de investigación biomédica oncológica de Estados Unidos y Australia, en el que se evalúa una nueva prueba para el diagnóstico precoz de hasta ocho tipos de cáncer, que, en conjunto, constituyen hasta un 60 % de todos los casos de la enfermedad.

Se trata de una prueba que se realiza en una muestra de sangre y que detecta ADN tumoral circulante de dieciséis genes y ocho biomarcadores bioproteínicos, para la detección precoz de cáncer de hígado, ovario, estómago, esófago, páncreas, mama y colorrectal. El objetivo sería la detección precoz de estos tipos de cáncer cuando aun no han desarrollado metátasis y, por tanto, podrían tratarse con cirugía, consiguiéndose la curación y ahorrando a los pacientes la radioterapia y la quimioterapia, con sus desagradables efectos secundarios.

El propósito final sería disponer de una herramienta de cribado a gran escala de estos tipos de cáncer, que permitiera detectarlos incluso en fases muy precoces. En ese sentido es especialmente significativo que la prueba incluya cinco variedades de neoplasias para las que en la actualidad no disponemos de métodos de criba: ovario, hígado, estómago, esófago y páncreas.

El estudio se ha realizado en 1.005 pacientes con cánceres no metastásicos de las variedades mencionadas, en distintas fases de evolución, tipo I, II o III. Como control se ha incluido a 812 personas sanas. La especificidad ha resultado ser del 99 %, ya que solo 7 de los 812 sujetos sanos han dado positivo en las pruebas realizadas. La sensibilidad promedio ha sido del 70 %. En los cinco tipos de tumores para los que no tenemos en estos momentos métodos de criba, la sensibilidad ha sido de entre el 69 y el 98%, según el tipo de cáncer.

Estos resultados, considerados en conjunto son prometedores, pero no son más que un primer paso, con algunas limitaciones serias. La detección es baja para los cánceres en fase I, esto es, lo que están en un período más inicial, solo de alrededor del 43 %. Además, teniendo en cuenta que la población estudiada estaba ya toda ella diagnosticada, es muy probable que aplicado a la población en general, con la enfermedad en fase muy inicial y aun no conocida, sea incluso más baja. Ahora bien, se detectó el 100 % de los tumores de hígado en fase I, por lo que podría ser muy útil en el caso concreto del cáncer hepático. La capacidad de detección promedio fue del 70 %, pero muy irregular, ya que osciló entre el 33 % para el cáncer de mama y el 98 % para el ovario.

Además, en la población general y, sobre todo, en el segmento de más de 50 años, que es en el que sería más aplicable un método de cribado de tumores, puede haber procesos distintos del cáncer que induzcan la elevación de los biomarcadores utilizados, sobre todo enfermedades inflamatorias crónicas, lo que puede suponer un serio problema para la especificidad de la prueba.

En definitiva, este trabajo es solo el principio de un largo camino que debe continuar con nuevos ensayos mucho más amplios, con poblaciones diferentes y, probablemente, individualizados para cada tipo de cáncer, ya que estos datos preliminares indican que en algunos podría ser mucho más útil que en otros. De momento no pasa de ser un primer estudio de una tecnología prometedora pero cuya utilidad diagnóstica dista aun mucho de estar confirmada.

De momento, nuestras autoridades sanitarias deben garantizar el buen término de los programas y métodos de cribado y protección actualmente disponibles contra algunos tipos de cáncer y su accesibilidad para el 100 % de la población, especialmente las mamografías y las citologías de cuello de útero para el cáncer de mama y el de cuello de útero en las mujeres, así como la detección de sangre en heces y la colonoscopia para el cáncer colorrectal para toda la población y la determinación de antígeno prostático específico para el cáncer de próstata en los varones.


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