Dicen las profecías que el último Papa puede ser nuestro actual Papa Francisco, el cual, parece marcará un antes y un después en la enquilosada iglesia actual.
Es cierto que Francisco se ha atrevido a enfrentarse a situaciones que otros Papas, durante siglos, han cerrado los ojos corriendo un tupido velo y queriendo hacer ver que no existían como tal.
Pero la pregunta es ¿le dejarán actuar como un transformador de la caótica iglesia católica actual, o su postura transgresora ante una iglesia obsoleta, caerá en saco roto, en cuanto abra las puertas prohibidas por la iglesia?.
De momento parece que se va a ir enfrentando a los aberrantes casos de pederastia que han destruido a tantos y tantos niñ@s por los siglos de los siglos. Parece que los tabús en tema de abusos, comienzan a ser tratados por la iglesia y que ponen nombre a lo innombrable y oculto.
¿Generaciones enteras de abusos, flagelaciones y delincuencia de guante blanco podrán salir a la palestra?. Esta es mi gran incertidumbre.
¿Conoceremos una iglesia transformadora o simplemente desaparecerá como la hemos conocido hasta el momento?.
Es una gran incertidumbre el futuro de la iglesia católica, no obstante, lo que si es evidente, es que la propia iglesia y su fieles reclaman a gritos este cambio.
Y a mi modo de ver, será si o si algo positivo, ya que muchos fieles han dejado de tener fe porque no creen en la iglesia y son dos cosas totalmente distintas.
Que la iglesia católica no ha hecho bien las cosas está clarísimo, pero de ahí a que dejemos de creer en Dios, son cosas totalmente distintas.
La fe, tiene que estar por encima de cualquier doctrina religiosa, ya que estas son simplemente el hilo conductor entre la fe y el hombre. No es lo mismo ser creyente de una religión que tener fe en un Dios, o una energía suprema, simplemente que las religiones nos han dibujado una realidad que no es y obviamente han sido creadas por hombres y no por dioses.
Somos los seres humanos los que hacemos de la religión algo malo y negativo, limitando lo que por naturaleza no se debería limitar. Solo nosotros imponemos reglas absurdas e imponemos normas antinatura, lo que hace que el ser humano sea llevado a engaño y cree conflictos en su foro más interno.
Si recordáramos que la fe se basa en el amor universal y en el dar a los demás para poder recibir después, el flujo de energía sería mucho más tranquilizador para todos nosotr@s.
Ahora solo nos queda esperar al devenir de los acontecimientos y pedir que el sentido común se instaure dentro de la iglesia católica.
Tal vez solo de esa forma, podamos volver a recuperar la fe perdida por los avatares de la vida y las incoherencias religiosas realizadas por los representantes de las mismas.