OPINION

Sin título

Marc González | Viernes 27 de octubre de 2017
Les juro y les perjuro que es la quinta vez que reinicio y trato de poner título a este artículo y, no, no es que lo tuviera en la nevera a medio cocer desde hace semanas o días, no es eso. De hecho, lo comencé a escribir ayer a mediodía. Pero también yo soy uno de los damnificados de don Carles y sus idas y venidas: Ahora convoco elecciones, ahora voy al Senado, ahora envío embajadores, ahora declaro la independencia, ahora monto una rueda de prensa, ahora la retraso, ahora la suspendo, ahora voy al Parlament, ahora no hablo, y así toda la tarde. No me quiero ni imaginar a Puigdemont probándose ropa en Zara, no me extraña que vaya siempre de negro. Qué fatiga, ojú. A cada paso que parecía seguro ya, 100%, palabrita del niño Jesús, que el president iba a dar, me sentaba yo frente a mi vieja Olivetti M40 e iniciaba el aporreo del teclado en la convicción -falsa- de que esta vez estaba ya todo el pescado vendido, sin vuelta atrás. Había entrado en razón e iba a convocar elecciones. El Grupo Godó, Foment y lo que queda de la vieja CDC ganaban la partida. No iba a haber 155, al menos en versión Cospedal, y hasta el IBEX 35 soltaba bufidos de alivio.

Pero este hombre es increíble e impredecible. Ayer llegó a tragarse sin pan ni aderezo que el mastuerzo de cabecera del Congreso, el haragán, patán y gañán de Rufián, ariete de sus socios de ERC, le insultara públicamente llamándole Judas y acusándole de haber vendido al pueblo catalán por 155 monedas de plata. El orondo Junqueras, por supuesto, no lo desautorizó. Ignoro si en las reuniones previas al pleno del Parlament le suministró sal de frutas para digerirlo mejor. Está visto que todo vale en los prolegómenos de la República de Nuncajamás, donde tus leales socios te llaman Judas.

La verdad es que continuar este artículo, sabiendo que ustedes lo van a leer mañana, se me hace igualmente difícil, porque lo mismo esta madrugada Puigdemont se anexiona un archipiélago del Pacífico Sur, se alista a la Legión, decide dar una rueda de prensa vestido de lagarterana o convoca de una puta vez las elecciones (con perdón). Y así no hay quien trabaje.

Noticias relacionadas