OPINION

Aumente su autoestima con un gran estrés posvacacional

Miguel Lázaro | Jueves 10 de agosto de 2017

Ya saben ustedes que el estrés es muy ubicuo y polimorfo .Existe el estrés meteorológico, el ecológico, del vacío, cósmico, climático, acústico, informático, del pre lunes, el prevacacional, el cívico por el de-sustanciamiento de la clase política etc. Como es un proceso interactivo: ¡alégrense ¡pueden construirlo. Es decir ustedes le ponen su adn y ecologizarlo.

Ahora bien al OMS esta, muy preocupada porque el catálogo de enfermedades mentales va a aumentar con la inclusión de otro malestar posmoderno-que desgraciados e infantiles somos – que nos acecha y que a fuerza de publicitarlo adquirirá por bendición mediática, social y sindical una categoría morbosa que no tiene ni merece. Nos estamos refiriendo al famoso y omnipresente estrés posvacacional (EPV) Todavía no me he ido de vacaciones y ya estoy traumatizado por que lo anticipo de forma obsesiva. Me tiene atrapado en una duda existencial: no sé si irme o no sé si volver, ahora bien irse para no volver no es irse como toca, luego espero volver. En fin que mis dendritas se han neurotizado más de lo que estaban.

Algunos, en pleno subidón metafísico -confusional , lo han rebautizado, y le han dado el estatus de depresión posvacacional. Lo cual no es de extrañar ya que la palabra depresión se ha descontextualizado, ninguneado y devaluado tanto que sirve igual para un barrido que para un fregado. Es normal que aumente el sector hipocondríaco y la bulimia de libros de autoayuda con este overboking mediático sobre el EPV.

Cada año, así nos va la operación retorno, los distintos medios nos anticipan de forma premonitoria que al llegar a casa nos espera un feroz depredador que capturara nuestra mente y nos hará sufrir lo indecible: no, no es el paro o la suegra, es el EPV. Solo imploramos no estar dentro del 5% de ciudadanos que lo padecen. Existen seis criterios básicos de inclusión para padecerlo: no estar criando malvas, tener curro en sus diversas modalidades: fijo-fijo discontinuo, interino o eventual, haber tenido vacaciones, haber sobrevivido al estrés vacacional, no haber sucumbido en la operación retorno y tener amigos y familia con quien comentarlo.

Me temo que al paso que vamos en unos años este cuadro, será tratado con Prozac, será motivo de baja laboral, vendrá incluido en el convenio laboral, a algunos les darán la invalidez, habrá una asociación de enfermos y hasta una dirección general en la Conselleria de Salut y Consumo.

No le tema: es light, transitorio y es un gran test de señalamiento psicosomático (cefaleas, irritabilidad, insomnio, cansancio) que revela el buen funcionamiento de su cerebro emocional. Nos hace más humanos y si lo compartimos más solidarios. Apure sus vacaciones hasta el último minuto y al día siguiente a currar. Vívalo intensamente .Compartirlo con los amigos y conocidos (si no están en el páramo laboral) socializa. Planifíquelo.

No se le ocurra contratar las vacaciones en una agencia que no le garanticen un magnifico estrés posvacacional, sino cumplen que le devuelvan el dinero. No renuncie a la placentera ducha endorfinica que tendrá cuando usted lo haya superado. Los que no quieran tenerlo que sean éticos y que renuncien a sus vacaciones. Y tengan mucho cuidado y no lo contagien a sus hijos que ya estarán inmersos en un auténtico y real estrés preescolar.

Se imaginan dos o tres mini EPV más hasta el síndrome navideño, ¡que gozada¡ Aúpa el estrés vo-(a)-cacional. Ahora en serio este cuadro es normal, no tiene que ver nada con la depresión y algunas veces es el chivato de situaciones como el mobbing y el burnout. Cada vez se cotiza más. Es un gran valor emergente y saludable, visto el desolador panorama laboral. Solo un sádico y estúpido humano se quejaría habiendo más de 3.000.000 millones en el paro.

Enhorabuena si lo padece.

Ah y déjese de quejorrea patética. Aúpa el EPV.


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