Según el escrito del Ministerio Fiscal, la acusada "adquirió a personas desconocidas", y sabiendo que eran falsos, 24 billetes de 20 euros falsos. Después, se los dio a su hijo, que también conocía esta información, y compró los dos ordenadores. Horas después, cuando el establecimiento cerró e hizo caja se dieron cuenta de lo que había pasado.
Posteriormente, en febrero de 2015, el acusado consignó la cantidad de 478 euros, hecho que supone una atenuante de reparación del daño, según recoge el Código Penal.
En concreto, la Fiscalía considera que procede imponer a la acusada una pena de 10 años de cárcel y una multa de 2.000 euros y a su hijo una pena de ocho años y un día de cárcel y una multa de 1.000 euros.