El mundo está convulso, se habla de una tercera guerra mundial, la cual, a mi modo de ver, ya se está produciendo en todo el mundo. Una guerra que poco a poco se ha ido introduciendo en nuestras casas a través de los medios de comunicación y que hace que diariamente solo hablemos de noticias horribles.
Esto hace que este mundo convulso, implore un cambio urgente y parece ser que nuestro vecino país Francia, es uno de los que pide a gritos que se produzcan.
Población que antaño votaba a la izquierda se encuentra convulsa votando a una Marine Le Pen, la candidata de extrema derecha que quiere ser una alternativa para el pueblo francés, el cual se encuentra cansado y agotado de conflictos y guerras dentro de su patria.
Una Francia que, fue la autora de la “Revolución Francesa”, la cual marcó un antes y después de los derechos de los ciudadanos, parece estar harta de mentiras y diálogos absurdos de los políticos europeos y quiere romper una lanza en contra de muchos de los derechos que se han ido adquiriendo en el último siglo.
EL pueblo está herido de muerte y al igual que hace poco sucedió en EEUU, se vaticina un cambio sorprendente que, 30 años antes, hubiera sido inverosímil.
Francia sangra de dolor con cada atentado y se radicalizan sus calles día a día, perdiendo sus ciudadanos el norte y haciendo que ya no sepan que opción es la correcta.
Piden un cambio a gritos, un cambio difícil de conseguir si los políticos franceses no se ponen de acuerdo, todos a uno, para cambiar las políticas de inmigración de los países europeos y comienzan a radicalizar las medidas en relación al gran número de parados que sufrimos todos los países de la Comunidad.
Se aproxima otra revolución francesa, más silenciosa, tal vez que la primera, pero por lo que parece tan necesaria como fue aquella.
Pronto lo sabremos, tras la segunda vuelta política francesa, un nuevo rumbo puede tomar Europa, una Europa que poco a poco se hace añicos.