El ISIS ha reivindicado la autoría del atentado perpetrado este miércoles en el centro de Londres por Khalid Masood, un ciudadano británico de 52 años con antecedentes penales por delitos comunes y que fue investigado tiempo atrás por los servicios de inteligencia por sus vínculos extremistas y su progresiva radicalización, según confirmó la primera ministra del Reino Unido, Theresa May. El terrorista, que fue abatido por la Policía, alquiló un todoterreno con el que atropelló a una multitud en el puente de Westminster que cruza el Río Támesis, causando 3 muertos (uno de ellos policía) y unos 40 heridos, 29 de los cuales están ingresados en diversos centros hospitalarios, siete de ellas en estado crítico.
El terrorismo yihadista ha vuelto a golpear en el corazón de Europa con el fanatismo que le caracteriza, indiscriminadamente, sin previo aviso y causando gran dolor y sufrimiento a gente inocente. Las condenas al atentado, los minutos de silencio y las banderas a media asta se suceden como muestra de solidaridad con la sociedad londinense y con el pueblo británico, pero es inevitable que la zozobra ante este nuevo golpe aflija a todo el mundo y nos haga preguntarnos qué más se puede hacer para acabar con esta amenaza global y proteger a la ciudadanía.
Y desde este punto de vista hay que reconocer el buen trabajo que desde hace años realizan los servicios de inteligencia españoles y las Fuerzas de Seguridad, centradas en detectar e investigar a sujetos que se han radicalizado y han abrazado las tesis fanáticas y criminales del Estado Islámico. Ahora se comprueba que ese es el camino a seguir para proteger a la ciudadanía de los ‘lobos solitarios’ que están dispuestos a atentar en Europa. Su detección temprana, su seguimiento y vigilancia, para que si planean realizar cualquier acto contrario a la Ley, sean detenidos y entregados a la Justicia.