EDITORIAL

Podemos acosa a los periodistas

Martes 07 de marzo de 2017

La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha acordado otorgar su amparo a un grupo de periodistas y de este modo denunciar las presiones y acoso al que se ven sometidos por el equipo directivo de Podemos, encabezado por Pablo Iglesias. Así, la APM exige a Podemos que “deje de una vez por todas la campaña sistematizada de acoso personal y en redes que viene llevando a cabo contra profesionales de distintos medios, a los que amedrenta y amenaza cuando está en desacuerdo con sus informaciones”. La dureza con que se expresa esta organización profesional es de tal calibre que acaba por acusar a la formación morada de vulnerar “de una manera muy grave los derechos constitucionales a la libertad de expresión y a la libertad de información y coarta el libre ejercicio del periodismo, que es imprescindible para preservar la salud de una sociedad democrática como la española”, además de constatar que “esta inaceptable campaña, que está creando un estado de miedo entre los periodistas, tiene como fin el de persuadirles de que les conviene escribir al dictado de Podemos, además de tratar de conducirlos hacia la autocensura”.

Tanto el secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, como la portavoz parlamentaria, Irene Montero, se han hecho los suecos y han negado tener constancia ni conocimiento alguno de estos hechos, cuando es algo notorio por cuanto Twitter va cargadísimo de ejemplos e incluso Pablo Iglesias se atrevió a señalar públicamente a un periodista en abril de 2016.

Este digital y el grupo editorial al que pertenece, conoce bien la intimidación a la que somete Podemos a los periodistas incómodos y a los medios de comunicación que no se pliegan a sus dictados y por eso no podemos por más que respaldar a la APM y a los periodistas objeto de presiones y coacciones por parte de Podemos, una organización política que no respeta la libertad de prensa y que ya desde sus orígenes se mostró partidaria de controlar no solo a los medios públicos, sino incluso a los medios privados. Sus métodos buscan atemorizar a los informadores, cosa que a buen seguro no conseguirán de ningún modo.


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