OPINION

Menudo panorama

Pablo Torán | Viernes 22 de abril de 2016

El día 22 de diciembre de 2015 se celebraron unas elecciones que, según nos dijeron, iban a cambiar radicalmente el panorama político de nuestro país. Decían, como si se tratara de una buena noticia, que ya no iba a haber mayorías absolutas y que todos los políticos iban a tener que ponerse de acuerdo. Pero claro, como podía intuir cualquier escéptico, no se ha alcanzado ningún consenso para gobernar y, por lo que parece, vamos directos a unas nuevas elecciones. Qué pereza.

¿Y ahora qué hacemos? ¿Acaso la gente va a cambiar radicalmente su voto y a optar por un panorama político distinto al de hace unos pocos meses? No lo sé, la verdad, pero lo dudo mucho. Más que nada porque ninguno de los candidatos ha hecho méritos para robarle votos al de al lado. De hecho, todos ellos han dado –aún más- motivos para no votarles.

Empezaré por el más votado: Mariano Rajoy. Perdió millones de votos, pero no se dio por aludido. Su partido en Valencia fue sustituido por una gestora al ser masivamente imputado en un caso de corrupción. Oiga, mire, que los jueces actúen, a mí... ¿Acaso cree que va a ilusionar a alguien tanto como para hacerle cambiar su voto? Es evidente que no y, qué quieren que les diga, uno no puede evitar pensar que quizás sus ganas de ser presidente puedan más que un frío análisis sobre lo que conviene a su partido y, sobretodo, a sus votantes.

Pedro Sánchez. Éste es el caso más llamativo, la verdad. El día de las elecciones salió, henchido de orgullo, a celebrar el peor resultado electoral de su historia (imaginen, claro, la bofetada electoral que esperaba llevarse). Luego, al día siguiente, puso cara de presidente del gobierno y empezó a buscar aliados para serlo. Rictus serio, solemne. Discurso de estado.

Incomprensiblemente, Albert “no apoyaré a Sánchez ni a Rajoy” Rivera firmó un pomposo acuerdo en el Congreso con el PSOE… que no daba para un gobierno, por cierto. Entonces, Pedro “nunca pactaré con los populistas” Sánchez llamó a Pablo Iglesias buscando su apoyo para formar un gobierno del cambio (el cambio con el PSOE, eh? tela). Iglesias, lógicamente, se negó a hacerlo. ¿Acaso hubiera puesto una condición inasumible como el referéndum catalán si hubiese querido pactar con el PSOE? Mejor dejar que Pedro se desgastase sólo. Darle carrete para cansarle, que dirían los pescadores. Pero claro, Pedro insistió e insistió… Mientras la cara de “me veo como presidente” pasó a ser la de “por favor, dejadme ser presidente” y luego, al final, se transformaba en la de “no sé si seré el candidato”. Ahora, en campaña (si es que eres el candidato), vas y les dices a tus votantes que PODEMOS es un peligro para la democracia y tal. Después de haber estado durante meses pidiéndoles un acuerdo para gobernar.

De Iglesias, qué decir. De darse un pico con un compañero en el Congreso y hacer bromas en el debate de investidura sobre una posible relación entre dos diputados pasó a decir “que se le había puesto cara de presidente” y, ayer mismo, se dedicó a criticar a un periodista del diario El Mundo durante una conferencia. Precisamente él, que durante años salía a diario en la televisión (sobre todo en una cadena), critica a la profesión periodística poniendo nombres y apellidos.

Menudo panorama.


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