Parecía mentira, una utopía casi, pero la de ayer fue una gran gala. Ágil, dinámica y muy entretenida, la experiencia de esta Gala de la Reina del Carnaval ha de ser la piedra de toque para el futuro.
Muchos años llevamos pretendiendo que esta gran fiesta de Santa Cruz pudiese verse sin sopor y con cierto agrado para los que no son acérrimos de estas fiestas, algo que en la península es mayoría. Por eso, para muchos en el continente habrá sido una retransmisión entretenida y que deja muy alto el pabellón.
Es cierto que los 80 -esa década que empieza a estar demasiado homenajeada- se prestan a ofrecer un espectáculo ameno y que casa con la gran mayoría de los públicos por su cercanía temporal, pero de nada serviría sin una dirección atrevida y desprovista de complejos. Muchas felicidades a Enrique Camacho.
Por último, hay que felicitar a los presentadores. Alexis Hernández estuvo muy bien, como casi siempre; Jadel es un monstruo que puede con todo y así lo demostró, y Llum Barrera, que era una incógnita y a quien muchos denostaban antes de empezar la gala, demostró una gran soltura, implicación y comicidad con sus compañeros, dejando el pabellón muy alto.
Una pena que Ana Torroja ya no esté para estos trotes. Un poco más por su parte y por la de Los Mamelucos (peor ayer que la semana pasada) hubiese logrado una gala casi perfecta, y en tiempo. Lo nunca visto.