EDITORIAL

España, tenemos un problema

Domingo 10 de enero de 2016
El acuerdo llegó in extremis. Sobre la bocina y apurando al máximo el plazo legal para celebrar este domingo la sesión de investidura, las formaciones políticas catalanas proclives al proceso soberanista, Junts pel Sí y la CUP, han logrado cerrar un pacto de investidura, eligiendo presidente a Carles Puigdemont, actual alcalde de Girona. Dos diputados de la CUP se unen al bloque mayoritario para que únicamente sea necesaria una votación y haya nuevo president de la Generalitat antes de las 24 horas del domingo, hora límite estipulada por la legislación.

Algunas fuerzas constitucionalistas ya veían el proceso soberanista descarrilado y seriamente tocado. Fiaban la solución del problema a que fuesen los independentistas quienes lo abortaran, pero no ha sido así. España tiene un problema y muy serio. Y la coyuntura política estatal lo complica y agrava, porque el Gobierno central está en funciones y la formación de un Ejecutivo estable si tal cosa es posible, cosa más que dudosa, parece harto difícil y en todo caso puede ir para largo.

Así pues el proceso de "desconexión" supera su primer escollo de importancia y sigue adelante con un Govern de la Generalitat absolutamente comprometido. Y sin que desde Madrid haya unidad -ni siquiera sintonía- sobre la forma de dar una respuesta al reto que desde Catalunya se plantea.

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