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El partido Justicia y Desarrollo (AKP) del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha conseguido la victoria en las elecciones legislativas con una contundencia que no aventuraban ni los mejores pronósticos, al recuperar la mayoría parlamentaria que le permitirá gobernar de nuevo en solitario, aunque sin alcanzar el resultado óptimo que le habría permitido enmendar la Constitución y ratificar el poder de su líder y mandatario del país.
A falta de la publicación de resultados oficiales definitivos, el AKP ha obtenido, con un 95 por ciento de los votos escrutados, un 49,4 por ciento de los votos, lo que equivale a 316 escaños en el Parlamento, lejos de los 330 que le permitiría proponer de manera unilateral un referéndum constitucional y, por descontado, de los 367 que le concederían la posibilidad de introducir las enmiendas sin necesidad de plebiscito.
El primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoglu, ha calificado el triunfo este domingo del AKP en las elecciones generales como “una victoria para la democracia en el país”. Davutoglu compareció ante una multitud en la ciudad de Konya, uno de los bastiones del partido, tras conocer el resultado de los comicios, todavía no certificado, hay que recordar. “Esperamos serviros bien durante los próximos cuatro años y seguir al frente de vosotros una vez más en 2019?, ha proclamado Davutoglu, quien tras el discurso se dispone a viajar a la capital, Ankara, para anunciar las líneas maestras de la nueva legislatura. La segunda fuerza parlamentaria será el principal partido de oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) que preside Kemal Kiliçdaroglu y que ha conseguido un provisional 25,3 por ciento de los votos, es decir, 133 escaños.