OPINION

A propósito del tango

Julio Fajardo Sánchez | Sábado 12 de abril de 2025

En el café La Humedad hay un gato que juega con el cordón de mi zapato. Todo está inmerso en el ambiente de un solaz prohibido, de un deseo adolescente por hacerse mayor acercándose a la marginalidad, por jugar al billar los sábados por la tarde haciendo trampas al dominó. En el cafetín de Buenos Aires el purrete pegaba la nariz al cristal esperando crecer para que lo dejaran entrar a un mundo todavía inaccesible. Después, de mayor, se quejaba del cambio de las cosas preguntándose dónde andarán los puntos del boliche aquel. A mí se me pierden las nostalgias en los recuerdos del tango.

Me pregunto qué fue del perrito de la Cumparsita, que se marchó detrás de ella porque tras su ausencia no comía. La vida era difícil en un conventillo alumbrado a kerosén. Incluso para la pebeta ilusionada que le decía a su madre que quería un novio milonguero, guapo y compadrón; que no se ponga gomina, ni fume tabaco inglés y que para hablar con una mina sepa el chamuyo al revés. A veces me voy al Sur, para descubrir la luz del almacén después del paredón; o al barrio de Belgrano, tratando de meterme en un caserón de tejas que no existe. Ya no está la Papusa con ojos de pipermint, ni el invierno de Piazzola sale del fuelle del gordo Troilo. Ni siquiera la voz cascada de Goyeneche evoca la llovizna y el frío a la entrada del café. Tengo otras coordenadas, alejadas del lunfardo, en la añoranza progre de los montoneros y de unos peronistas, pasados de moda, arrasados por una motosierra, y la antigua ilusión anda por las calles, sola, fané y descangallada, como un gallo desplumado con el cuero picoteado.

El mundo está cambiando y los que antes estaban piensan volver para volver a hacer lo mismo, y así seguir con el cuento de nunca acabar. Hoy leo, hablando del primo listo de Darwin, que la ideología es algo genético, y yo me pregunto por el tango. ¿Qué es el tango? Ahora se ha convertido exclusivamente en una danza, en un amago de sexualidad que, en sus tiempos, reflejaba el ambiente de la marginalidad, con la voz enronquecida por la absenta, en un sueño austral por conquistar París. Me encanta Cortázar, y un asado con amigos en una estancia a las afueras de la ciudad. Buenos Aires, la reina del Plata, duerme su evocación de milongas en una esplendorosa arquitectura de un tiempo mejor, como cualquier ciudad europea que muestra su brillo congelado por el paso del tiempo, que ahora solo se ve en el charol de los zapatos de un bailarín.

Cuando era un niño veía en mi casa el Para Ti, y en la portada una rubia con el pelo lleno de reflejos brillantes, como el fulgor de lo deseable. Eran los efluvios del Brylcrerm alumbrando la miseria de una realidad que atormentaba a Europa. En el fondo sabían que el mundo gira y gira. La lección es que hemos quedado mano a mano, que no me importa lo que has hecho, lo que hacés o lo que harás, y que aquí estoy para ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión. El tango no sirve para mucho pero ayuda bastante a entender la vida, a pesar de que Malena lo cante con voz de sombra y de que tiene el perfume de los yuyos del suburbio mezclado con las penas del bandoneón.


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