Fue un partido cuesta arriba casi desde el inicio. Fabio Silva pudo anotar el gol de apertura a los 2 minutos de juego, después de recibir un pase defensivo involuntario. El portugués logró llegar al área, remató con potencia, pero Remiro le negó el tanto al sacar la pierna a tiempo y desviar a córner.
Sin embargo, ese gol llegó 2 minutos después tras el primer remate de los visitantes. Dinko Horkas rechazó el cuero, pero Oyarzábal anotó rematando sin oposición en la frontal del área pequeña.
Las Palmas tardó algunos minutos en reaccionar y de nuevo tuvo una oportunidad para batir a Remiro, a los 18 minutos. Fabio Silva habilitó a su compañero McBurnie con una carrera en vertical hacia el área. Pero el portero internacional español reaccionó y logró arrebatar el cuero cuando ya el escocés se preparaba para el disparo.
Los amarillos siguieron insistiendo en el intento de llegar a la tregua del partido al menos con un marcador igualado. Sin embargo, el gol a escapar de las redes vascas con dos remates de Fabio Silva en los minutos 44 y 45. El primero se perdió por encima de la portería, tras un buen servicio de Javi Muñoz. Y el posterior lo repelió el larguero, cuando ya estaba superado el portero Remiro.
El 0-1 al descanso ya era cruel e injusto con los grancanarios. Pero peor iba volverse la situación cuando una de las contras realistas de la segunda parte también acabó en el 0-2, obra de Sergio Gómez. Los isleños arriesgaron, dejaron espacios y su rival supo encontrar carriles profundos.
A los 60 minutos llegó la esperanza del 1-2. Por fin McBurnie encontró el premio del gol tras jugada y asistencia de Fabio Silva, rompiendo entre las líneas defensivas de la Real.
El tanto grancanario dio una dosis de energía y una leve esperanza, pero la Real aprovechó de inmediato una jugada errática de los zagueros para anotar el 1-3 en una jugada de saque de banda, obra de Aramburu. Fue la sentencia anticipada a una dura tarde de fútbol.
De ahí hasta el final el encuentro fue una tortura para Las Palmas, que siguió buscando un nuevo gol. Pero la Real exprimió los espacios defensivos para seguir desplegando peligrosos contragolpes. Un gol anulado por fuera de juego de Kubo y un disparo a la madera pudieron cambiar el marcador final de la contienda.