Pongamos que es verdad que lo que hemos vivido en los últimos días sea una cuestión de tacticismo, una exhibición de los estrategas, expertos en proporcionar oxígeno para un día siguiendo el método de Simeone de no ganar la liga sino ir escapando partido a partido. Esto sería admisibles si no se estuviera jugando con las cosas de comer y provocando el sufrimiento de los ciudadanos que, engañados, aplauden cuando los separan del precipicio donde los colocaron para después salvarlos. Me recuerda a un chiste de vascos. Los chistes de vascos se caracterizan por decir la verdad de una forma cruel y desnuda. Iba el Patxi por las cercanías de un barranco cuando se desató un vendaval que lo empujó al abismo. Había una rama saliente en la vertiente y la camisa se le trabó en ella dejándolo colgado. Entonces empezó a gritar pidiendo socorro. Llegaron unos vecinos, le arrojaron una cuerda y consiguieron salvarlo. Después vino el cura, con su chapela puesta y le dijo: “Vaya, Patxi, gracias a Dios que te has salvado”. Y el Patxi contestó: “Gracias a Dios no, gracias al rama, que intenciones de Dios vistas eran”.
Pido disculpas por comparar los chistes de vascos con la política española, pero no he encontrado otro símil que más se le parezca. Lo de los chistes es de mi cosecha, lo del fútbol lo han inventado otros. Se trata de reconocer que esto es solo un parche sor Virginia para salir del atolladero. En el aire está el anuncio de o tornaren a fer, y así hasta el infinito. Al final, se venda como se venda, el decreto ómnibus se ha convertido en un bumerang para el Gobierno. Se planteaba como un trágala, del que no se eliminaba ni una coma unas horas antes, para convertirse en el trágala de reducir 80 medidas a 29. Sánchez ha salido a aclarar que lo de la cuestión de confianza no depende del Parlamento sino de él y del Consejo de Ministros, y Puigdemont ha respondido que si no se somete a ella tendrá consecuencias. No obstante, algunos analistas de la cuerda auguran que lo ocurrido es el inicio de un entendimiento para aprobar los presupuestos. No creo que Junts esté en condiciones de otorgar favores gratis. Dice que no se fía de Sánchez, y sigue sin hacerlo. Sánchez es un especialista en sacarse conejos de la chistera, pero no es David Copperfield. El truco está muy manido y cada vez hay menos gente dispuesta a tragárselo. Tantas veces va el cántaro a la fuente que algún día acabará por romperse. Puigdemont lo sabe y lo hará sufrir. No lo romperá del todo porque no le conviene, pero le hará pasar las de Caín lo que queda de legislatura. Ha dicho que lo de la cuestión de confianza no es una broma. Yo no me lo tomaría a broma sabiendo cómo se las gasta. Hoy han salido todos los ministros, y algunos que no lo son, a decir que estamos de enhorabuena, pero basta verles las caras para saber que la procesión va por dentro.