OPINION

Política versus relato

Julio Fajardo Sánchez | Viernes 24 de enero de 2025

El País dice en su editorial que hay que anteponer la política al relato. Ganar el relato y hacer que pierda la política es poco recomendable. A la larga la gente entiende que el relato solo sirve para perjudicarle y esto no es plan. En el cuento de Caperucita, la primera víctima es la abuela, pero al final es el lobo el que paga el pato, y eso que el lobo es una especie protegida, ganándole la partida a los dueños de las ovejas después de Rodríguez de la Fuente. El editorial de El País prepara el terreno sobre algo que se anunció ayer: que hay que resolver lo de las pensiones, la dana y el transporte sacando del ómnibus de los relatos a estas necesidades políticas de primera urgencia. No se reconoce que ha sido un error de la estrategia, pero casi. Construir relatos es contagioso y se corre el riesgo de situarse fuera de la realidad, como le ha ocurrido al PP incluyendo en los motivos de su voto negativo en el Congreso a la cesión al PNV del palacete de París donde está el Instituto Cervantes. Elegir este argumento como relato contrario es un error propio del cerrilismo que ese partido no acierta a quitarse de encima. El problema que tenemos los españoles es que miremos a donde miremos no vamos a encontrar la opción de centro que necesitamos. Parece que las dos Españas enfrentadas es la situación más cómoda en donde se desarrolla la política. Haría bien el PSOE en aprobar un decreto urgente que contuviera las cosas realmente urgentes, y no seguir intentando meterle la pastilla al perro envuelta en un trozo de carne; y el PP también acertaría relevando a Tellado de la portavocía, a pesar de que creo que no es solo Tellado el responsable de sus meteduras de pata.

Acierta El País recomendando anteponer la política al relato, porque los ciudadanos están hartos de que les cuenten el cuento de la vieja majadera y lo que quieren es que les resuelvan sus problemas reales. Está muy feo jugar con la solución de las cosas urgentes aprovechando para hacer chantajes oportunistas. Esta muy feo porque al final la gente se da cuenta de cuáles son las intenciones. No se puede estar combatiendo el bulo y acusando a la máquina del fango para después construir el relato, convertido en cuento chino, basándose en las mismas técnicas del fraude y la mentira. De la misma manera que no se puede ofrecer la imagen de la moderación cuando se enfrenta el tema territorial, sin entender que éste se superó al aprobarse la Constitución de 1978, así como las reivindicaciones provenientes de los desastres de la Guerra Civil. Si el PNV tuvo su sede en el exilio que le fue arrebatada por la intervención de la ocupación nazi para ser entregada al Gobierno de Franco, restitúyase y no se utilice como excusa para no aprobar un decreto. Había razones sobradas para no hacerlo. Yo creo que ese era el caramelo envenenado que contenía el ómnibus y la ofuscada oposición picó el anzuelo. Así que en la inoportunidad del relato ambos empatados.


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