Oigo todos los días que el mundo, nuestro mundo, tiene que ponerse en estado de alerta ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, como si viniera a rompernos la paz maravillosa que disfrutamos. Con todos los conflictos que tenemos no imagino algo que lo empeore. Igual me sucede con los alarmistas del cambio climático, que provocan más desasosiego e incertidumbre que soluciones. Ante este panorama catastrófico que se nos viene encima, empiezo a entender a dos columnistas que hoy desarrollan su opinión en El País y en La Vanguardia.
En El País se despacha Leonardo Padura con un artículo sobre el beisbol, de difícil comprensión para un español aficionado al fútbol y al baloncesto. Deja ver que se trata de un juego para personas inteligentes, con lo cual, los espectadores fuera de EEUU, Japón y algunos países caribeños, pasamos a ser unos subdesarrollados a la hora de valorar un deporte. En La Vanguardia, John Carlin, con su habitual humor que no parece británico, habla de la reacción europea a la llegada de Trump y recomienda prohibir los perritos calientes, los hots dogs tan americanos, imitando la decisión de Kim-Jong-un, en Corea del Norte.
Algo de esto deberíamos hacer aquí para defendernos de la amenaza de una política de aranceles y de unos ricos muy ricos que quieren controlar el mundo con sus redes sociales y tirando proyectiles a la luna. Pero me gustaría hacer la reflexión sobre qué estado de concordia es el que viene a destruir el cambio de Gobierno en USA. No están las cosas por aquí como para tirar cohetes, aunque la economía vaya como uno de ellos. Llevamos varios años hablando de que viene el lobo, de genocidios, de pucherazos de dictadores bananeros, de locos dirigentes que tienen armas nucleares, de fanáticos islamistas, de indigenismos revolucionarios, de guerras destructivas entre tribus africanas, de brexit, y del crecimiento de la extrema derecha. Todo esto es real. La pregunta es: ¿puede haber algo que lo empeore? No lo sé. De momento entiendo que Padura me hable del beisbol y Carlin de hots dogs. ¿De qué iban a escribir si no?