OPINION

Todo el año es Navidad

Juan Pedro Rivero González | Jueves 09 de enero de 2025

La expresión más escuchada, más manida diría, de estos pasados días de fiesta, es que “la Navidad es todo el año”. No es todo el año, porque la Navidad se ubica entre diciembre y enero y, estos son solo dos meses del año. Sin embargo, la expresión se refiere, en el fondo de su sentido, no a la fecha cronológica, sino a los valores que están detrás de la realidad que llamamos Navidad. La familia, el encuentro, la ilusión y la ternura reconocida en la vulnerabilidad de un bebé que trasciendo lo visible, debe ser una realidad que va más allá de un momento durante el año. La Navidad es todo el año porque todo el año debemos ser fraternos, solidarios, familiares y constructores de vínculos y de paz. En ese sentido admitimos lo manido como acontecimiento. Pues ahora, que estamos a punto de terminar la Navidad con la fiesta del bautismo de Jesús, bien nos valdría reconocer que esto no acaba cuando se desconectan las luces de las calles y los precios de las tiendas se rebajan. La caridad dura siempre, como la fe y la esperanza. Son necesarios momentos de intensidad, fechas puntuales para tomar conciencia del acontecimiento, pero ese evento enciende la mecha de una realidad que se prolonga en el tiempo.

Cuando somos conscientes de que la realidad no es simple, que no es un objeto personal o social químicamente puro, sino que está imbricada con una complejidad de múltiples dimensiones, que es históricamente dinámica, es cuando reconocemos que necesitamos tanto momentos puntuales como la fluidez de la dinámica continua. De igual manera que cada uno de nosotros poseemos esta triple dimensión -personal, social e histórica- configuradora de lo que somos, la Navidad es vivida también en esa triple dimensión. Hay una Navidad personal, social e histórica. De igual manera que la sociedad se ha venido desvinculando culturalmente a nivel global, la Navidad se ha ido también desarrollando de esa desvinculada manera. Tal vez la participación en la Cabalgata de Reyes es el momento más socialmente visible. De resto cada cual en su casa y Dios en la de todos. Diríamos que si queremos una Navidad del todo año, hemos de trabajar por general mayores y más fuertes vínculos personales, sociales y culturales o históricos.

Cuando se celebra el cumpleaños, por ejemplo, lo que hacemos es recordar una fecha concreta que ha sido especial en la existencia. Y ese recordatorio es una necesidad para que la vida signifique. No es lo mismo envejecer porque el tiempo pasa que celebrándolo, hito a hito, viviendo la vida como un don. Y ese don, entendido de esa manera, la gratitud es posible. De este modo, la vida puede ser una fiesta más allá de la fiesta particular en el día en el que acontece el aniversario. Como la Navidad puede ser, realmente, todo el año.

La vida como navidad, siempre yendo hacia la cuna o el pesebre, con pastores sencillos o sabios magos, con identidad de occidente y con oriente, en esa experiencia plural que es la humanidad formada de alma y carne mortal, en la que hemos conocido al verdadero. Una navidad que apela a la eternidad, donde lo humano se envuelve en pañales y lo divino canta la gloria y la paz en la tierra.


Noticias relacionadas