OPINION

Argentina deja la UCI y pasa a planta

José A. García Bustos | Sábado 14 de diciembre de 2024

Cuando una persona se siente enferma acude al médico. Éste analiza su estado y aplica un plan de choque, idóneo para corregir las variables perniciosas. Un tiempo después, si el remedio es acertado, el paciente empezará a sentir mejoría.

Milei ha demostrado lo que les he dicho alguna vez: Un médico es a un paciente lo que un economista es a un país enfermo. Olvídense de otras disciplinas para dirigir un país. Un economista que entienda de dónde viene el mal y aplique medidas adecuadas es la solución para encontrar la cura que un país necesita.

De los presidentes que ha tenido España desde 1975, solo un presidente ha estudiado Ciencias Económicas y Empresariales. La inmensa mayoría, Derecho.

El único economista de carrera, presidente de España es Pedro Sánchez y, vistos los resultados, como si no lo hubiera hecho, porque España se encuentra en un entorno de decadencia económica como nunca, pasando a ser por primera vez, el tercer país con mayor tasa de pobreza de la Unión Europea, superando solo a Rumania, y Bulgaria.

Es lo que ocurre con un gobierno socialista, sin rigor presupuestario que gasta más que ingresa y, en mi opinión, gasta en asuntos no productivos. Son gastos que no generan riqueza y sirven para contentar y mantener el clientelismo. Lo peor es que, se gasta dinero que no se tiene.

Les dije la semana pasada que llevamos 16 años gastando más de lo que los ingresos permiten y eso trae pobreza porque se tira de deuda que vamos a tener que devolver en los próximos años.

Zapatero, que estudió Derecho, dijo que su ministro Jordi Sevilla le enseñó economía en dos tardes. Y así fue su política económica. Como él dijo, de Champions League. Sería la del metaverso.

Insisto en que para generar variables positivas económicas se necesita un economista; no un político. Pero no cualquier economista.

Eso es lo que ha ocurrido este año en Argentina. Milei no es político, es economista, liberal y libertario. Anarcocapitalista, para más señas. Es decir, sigue una corriente que aboga por la nula presencia del Estado para ceder la gestión de casi todo al ámbito privado.

Milei representa el primer exponente práctico de una corriente económica que, hasta ahora se reservaba al ámbito teórico y que puede aportar mucho si transciende de él.

La economía austriaca, base del pensamiento de Milei, apenas se cita en las Facultades de Economía del mundo. En lugar de eso, se enseña la teoría keynesiana que aboga por una excesiva intervención del Estado para estimular la Economía, sobre todo en épocas de crisis, obviando que el exceso de gasto se financia con deuda y ésta genera inflación. Ese círculo empobrece a su población. Los keynesianos nunca entendieron que la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario.

Y Argentina, que ha seguido esas políticas keynesianas a rajatabla durante décadas, emitía moneda como si no hubiera un mañana. Para más inri, compensaban el empobrecimiento de la población emitiendo más dinero para dar “paguitas” o “platita”. Ilusiones de riqueza que ahogaban inmisericordemente a su población en la pobreza.

Milei, que entiende que la inflación es un fenómeno monetario, ha atajado el gasto público y ha equilibrado los gastos a los ingresos y tiene prevista una importante rebaja de impuestos.

Milei ha conseguido este año el nivel más bajo de inflación en Argentina desde 2003. Como saben, la inflación es acumulativa y hay que seguir quitando el lastre de los años anteriores.

Pero, como cuando el médico receta una cura al paciente, el choque genera un ajuste inicial, a veces doloroso. Hay que pasar hambre unos días para adquirir el hábito de comer bien y eliminar el sobrepeso adquirido en años anteriores.

Este primer año de Milei ha servido para varias cosas: Primero, ver que, si el médico interpreta adecuadamente las variables químicas, bioquímicas o de otra índole, tras un análisis inicial del paciente, y es capaz de ofrecer una cura; un economista es el perfil natural para estudiar las variables económicas de un país y adoptar medidas para mejorarlas.

Segundo, la economía liberal y libertaria tiene mucho que decir en el plano práctico. Milei ha abierto el camino. Se necesitan más políticos que reduzcan el papel del Estado y den relevo a quienes cada día se esfuerzan por equilibrar sus cuentas a nivel privado.

Tercero, los efectos derivados de decisiones económicas no son inmediatos. En Economía se tarda un tiempo desde que se implantan medidas hasta que la cura llega a la gente de a pie. Como el bote de miel desparramada sobre la mesa a la que aludía Hayek para hablar de la inflación, los efectos, positivos o negativos, tardan en llegar, pero acaban llegando a todos los ámbitos.

Por eso, Milei ha arreglado las variables económicas pero sus efectos apenas han llegado a la calle. Dadle tiempo, amigos argentinos. Es cierto que el ajuste ha sido duro, pero lo bueno llegará. Como muestran las variables macroeconómicas, ya están puestos los cimientos. Al final de su mandato podréis decir si fue un loco histriónico “ultraderechista” como le califican sus detractores o fue un buen remedio para los males dejados por gobiernos anteriores que no respetaban los presupuestos.

Es cierto que las medidas de Milei no han llegado todavía a la calle, pero hay un efecto que sí lo ha hecho. Es un efecto que hacía tiempo que no tenían los argentinos y que ha arrojado luz tras años de oscuridad en el que fue uno de los países más ricos del mundo hace solo un siglo. Ese efecto es la esperanza. Y la esperanza, junto a la fe, mueven montañas. Saldréis del pozo, amigos argentinos. El camino ya ha empezado.


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