OPINION

Entre lo viejo y lo nuevo

Julio Fajardo Sánchez | Sábado 07 de diciembre de 2024

La verdad es que son muchos los aspectos que debo tener en cuenta para aclarar mi posición ideológica en el mundo actual. Quiero decir, situarme en el lugar adecuado para no ser considerado un facha, un progre o ambas cosas a la vez. Debo definirme por asuntos tan complicados como el género, el clima, la aceptación de la influencia de lo heurístico en la ciencia, y en las decisiones que he de adoptar para seguir adelante con la existencia y obtener al menos un aprobado raso.

Es complicado porque soy del plan antiguo. Los del plan antiguo tenemos que hacer un doble esfuerzo para adaptarnos al nuevo, mayor del que se le exige a los neófitos para ser considerados como una continuidad del viejo. No obstante lo voy consiguiendo a base de leer aquello que surge como novedad, tratando de compaginarlo con lo que ya sé. Hay quien se queda con lo de antes y quien lo niega, aprestándose a sustituir lo obsoleto por la última moda que se presenta, y así es imposible la convivencia que se exige para los relevos ordenados. Además, la cosa se complica al comprobar que gran cantidad de lo nuevo proviene de lo rancio y que a buena parte de lo desechable todavía le queda un tiempo para ser aprovechado.

Esa es la gran contradicción en que me veo envuelto, sin saber muy bien de que equipaje desprenderme ni que nuevos modelos de maleta adquirir para lo que me queda en el viaje. Luego me detengo a pensarlo y concluyo que el mundo siempre se ha comportado así, que en todo tiempo hemos estado sometidos al impulso imparable de la evolución, y que todos los conflictos que hemos sufrido han sido provocados por un exceso de prisa. La normalidad consiste en aceptar que lo anormal es la norma. Las cosas son relativas y más nos lo parecen en tanto que ampliamos el ámbito donde las queremos comparar. Hemos inventado un término para hacer que lo temporal contamine el punto de vista de las consecuencias de lo pasado con el tiempo presente. Lo llamamos revisionismo y es demasiado recurrente para que acabemos tomándolo en serio.

Hoy he leído que Judith Butler, que se declara no binaria, se siente extraña incluida en una lista de hombres influyentes, encabezada por Thomas Piketty, Noam Chomsky y Jürgen Habermas. Esto me resulta el descubrimiento de una familia de vanguardia que hoy seguramente ya no lo es tanto, porque vendrá arrasada por los planteamientos de otras generaciones más influyentes. ¡Todo cambia tan rápido! Pero lo que me sorprende es que en este ambiente avanzado se pueda venir al suelo la figura de un escritor tan rotundo como Cormac McCarthy porque se haya descubierto que tuvo una relación con una chica de 16 años. La historia es curiosa, entre la protección y el amor. Algo raro que hoy no se vería enjuiciado bajo el mismo prisma de libertades de hace 50 años.

El mundo se comporta de una manera muy extraña y yo no acierto donde ubicarme para opinar correctamente. La verdad es que me tienen muy confundido. Lo mejor va a ser intentar seguir adaptándome a lo que viene sin soltar del todo el lastre de lo que me acompaña de viejo. Con ese equilibrio hemos avanzado siempre para llegar hasta aquí, y lo seguiremos haciendo.


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