OPINION

Bochorno en Paiporta

Julio Fajardo Sánchez | Lunes 04 de noviembre de 2024

“El Gobierno ve a la ultraderecha detrás de los incidentes y asegura que la Zarzuela diseñó la visita fallida”. Con estas palabras despacha El País lo ocurrido ayer en Paiporta. Menos mal que estos ojos lo vieron. Un comunicado de Moncloa nos tranquilizó diciendo que el presidente no había sufrido ningún daño, que había salido ileso de la encerrona. Todos tranquilos, España no peligra.

En este país vivimos dos realidades, siguiendo las técnicas del rey desnudo o del cervantino Retablo de las Maravillas. Versionar es darle un carácter virtual a los hechos reales, y aquí hay versiones para dar y regalar, todas diversas, como aquel camión cargado con ocho mil gallinas que salió en la televisión, sufriendo un atasco provocado por la dana. Para algunos, la imagen era desoladora, preguntándonos por el destino incierto de las aves volucrinas. En ese momento, se hizo viral un video, sacado por un joven con vocación de informador, donde se mostraba el rescate de una mujer acompañada de sus perros y gatos, izados todos a un helicóptero. Esos eran los primeros sentimientos heroicos.

Después nos adentramos en el debate de quiénes eran los culpables, de quien concentraba el mayor grado de incompetencia y de ineptitud. Como siempre la inteligencia está en una parte y la estupidez en la contraria, no fuera a ser que una borrasca y un desbordamiento nos igualara a todos. Pasados los días el número de víctimas creció y las sospechas aumentaron de que se duplicara y hasta triplicara. En esa situación terriblemente dramática el Estado tiene la obligación de personarse en el lugar de los hechos.

Según dicen, una avanzadilla de la casa real advierte de los posibles altercados, pero, pese a ello, los reyes se empeñan en ir y arrastran al presidente a estar presente en una situación poco recomendable. Todo es culpa de la ultraderecha. Lo que no queda claro es si Felipe VI estaba en connivencia con ellos. De Mazón ni hablo. España ha estado con el alma en vilo contemplando las escenas. Muchos nos hemos avergonzado y otros nos hemos enorgullecido por ver las distintas formas que se tienen para gestionar una protesta a la que, dadas las circunstancias, había que considerar razonable.

Los reyes asumieron el papel de compartir el duelo, de venir a decirles a las víctimas y a los voluntarios que no estaban solos. Esto es fundamental, aunque de fondo se escuchen insultos de un grupo de ultras que sirven para justificar una espantada. Según parece uno de ellos llevaba una camisa de la División Azul. Debería estar un poco raída, digo yo. Es de agradecer que nadie de la comitiva haya ido a presentar un parte de lesiones, y que, además, los servicios de Moncloa nos hayan tranquilizado inmediatamente con un comunicado diciendo que Sánchez se encuentra en perfecto estado, que no ha sufrido ningún daño, ni siquiera el psicológico, a pesar de su expresión crispada cuando se lo llevaban los guardaespaldas protegido por los paraguas.


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