OPINION

Los valores

Daniel Molini Dezotti | Sábado 12 de octubre de 2024

Tras una de mis habituales “homilías” semanales, un amigo cercano, poeta y gruñón, pero certero en sus críticas, me regaló una conclusión.

No era suya, se la había pedido prestada a Platón y decía: “Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos hablan porque tienen que decir algo.”

Tras la sonrisa inicial, y responderle que siempre me veía reflejado en las sentencias del filósofo, sobre todo aquellas que estaban situadas detrás de las comas, me acordé de una conversación del día anterior, relacionada, precisamente, con el artículo juzgado.

Hablaba con alguien acerca de las noticias, del agobio que producían, de la dificultad para evitar el desaliento, y de lo que podíamos hacer para que los jóvenes del futuro se encontrasen con una realidad menos terrible.

Como si tuviera algo que decir, coherente con el Platón detrás de la coma, inicié una “discurso” donde aparecieron los valores y la necesidad de identificarnos con ellos, y que una de la forma de conseguirlo era a través de nuevos liderazgos.

A favor del impulso de la charla intentamos encontrar quienes podrían ser los dispuestos en abanderar la propuesta de ser escuchados, y de qué modo magnificar el mensaje, interpretando que, quizás hoy, las celebridades del deporte o la música podrían jugar un papel tan preponderante como antaño la cultura, la ciencia o la mismísima religión.

Al marcharse mi interlocutor me quedé con la inquietud, y eso me alentó, como si tuviese las meninges congestionadas, a hurgar más en los valores, propios, ajenos, y en la interpretación que hacen de ellos las máquinas alimentadas con inteligencia de lata por los dueños del mundo.

De ese modo llegué, primero, a la estación de Gemini Advanced, la IA de Google, empresa capaz de describir de forma poética lo que uno le pregunta, ignorando que sus palabras tienen menos valor que las mentiras, porque al mismo tiempo de discurrir sobre altruísmo son capaces de competir con los padres.

"... Cuando un niño decide asumir la responsabilidad total de su cuenta, se desactivan las funciones de supervisión de los padres, como por ejemplo configurar el tiempo de inactividad."

Pero bueno, eso es otra cosa, vamos a seguir con la pregunta que le hice: “¿Qué son los valores?”

Su respuesta, como si el artilugio encontrase belleza en su propio ombligo, cuando está más contaminado que las cabezas de sus dueños, fue la siguiente.

“Los valores son como las brújulas internas que guían nuestras acciones, decisiones y formas de pensar. Son principios fundamentales que consideramos importantes y positivos, y que influyen en cómo nos comportamos y en las relaciones que establecemos con los demás. Son como reglas que nos decimos a nosotros mismos sobre lo que está bien y lo que está mal, características positivas que admiramos y queremos cultivar, que nos ayudan a tomar decisiones y a actuar de manera coherente con lo que creemos que es correcto, ayudando a construir sociedades más justas y equitativas.”

Excediéndose en la respuesta, también me trasladó su "criterio" acerca de la importancia de los valores, los tipos, y la forma de ser adquiridos, ya sea en la familia, la escuela o la sociedad.

Me pareció que conocía perfectamente la teoría, la práctica, en la nube o en el supermercado digital, parecía algo completamente diferente.

Quizás por eso, cuando trasladé la pregunta a Copilot, el cerebro inteligente de Microsoft, respondió con los mismos parámetros.

Eso me hizo pensar en la posibilidad de que se estuvieran copiando, como los malos estudiantes, o intercambiando conceptos en temas que no generan ganancias.

“Los valores son principios o normas que guían la forma de actuar, ser y pensar de los individuos y las sociedades. Son cualidades positivas que se consideran importantes para la convivencia y el bienestar colectivo."

Tampoco le faltó ejemplos: honestidad, responsabilidad, respeto, justicia, solidaridad.

No me sorprendió que ambos conociesen la importancia de la responsabilidad social, el respeto por la naturaleza o las tradiciones familiares. ¡Lo sabían!, y tan bien que fueron capaces de glosarlos en segundos.

ChatGPT, quizás porque utiliza el mismo dinero de Microsoft que lo tiene como grandísimo inversor, sostuvo lo mismo, que los valores son principios, creencias o cualidades que guían el comportamiento y las decisiones de las personas, que representan lo que cada individuo considera importante, influyendo en cómo actúa y se relaciona con los demás.

Las mismas palabras, redundantes: honestidad, respeto, solidaridad y justicia, para alcanzar la convivencia pacífica, el respeto por las leyes, también el amor y el apoyo mutuo, para vivir en armonía con los demás, promover un entorno justo y respetuoso.

Empezamos el escrito con Platón, y acabamos del mismo modo, no para enmendar al sabio -no está uno para eso- sino para incorporar a los que no hablan, sino que gritan en silencio con sus actos.

Miles de personas, ciento de miles con valores de verdad, que priorizan la vocación de ayudar por encima de recompensas económicas o glorias, generación tras generación.

Arduo tema investigar por qué tantos no consiguen desactivar las miserias de los pocos que nos están arruinando. Y si encima lo hacemos los que hablamos porque tenemos que decir algo...


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