OPINION

A Maduro se le acaba el tiempo

Julio Fajardo Sánchez | Viernes 04 de octubre de 2024

A Maduro se le acaba el tiempo; esto dice el editorial de El País a la vista del informe del Centro Carter donde se legitima a Edmundo González como ganador de las elecciones con un 67% de los votos. A Maduro le da igual lo que diga el Centro Carter; lo apoya la revolución, lo apoyan las dictaduras sudamericanas, lo apoya Irán, China y Putin, y, además, cuenta con el aparato protector de los socialistas españoles que han rechazado el reconocimiento de su opositor tanto en el Parlamento español como en el europeo, perdiendo la votación en ambas ocasiones.

Hace tiempo que en El País no se publica nada que no esté previamente supervisado por Moncloa. Al menos esa es la sensación. Una sensación que se niega en aras de la defensa de la libertad de prensa. Hace tiempo que no se hablaba de Maduro; sobre todo después de la operación humanitaria que supuso el acogimiento de González Urrutia, huido como raposa fascista del país en donde ahora se dice que ganó las elecciones. Urrutia es un cobarde, un traidor, un fascista y un gusano, que es como llaman en Cuba a los que huyen de la dictadura. Nosotros estas cosas no las reconocemos porque queremos mantener el buen rollo y darle la oportunidad a Zapatero y a Monedero para que resuelvan el problema negociadamente. El negocio es: yo tengo el poder y tú no me echas porque la fuerza revolucionaria está de mi parte. Defender estos argumentos es peligroso porque barrunta situaciones similares propiciadas por quienes protegen y justifican estas soluciones.

Ya se sabe: la mujer del César no solo tiene que ser honrada sino parecerlo. Aquí los asuntos de la mujer del César están en entredicho y el reconocimiento de las cuestiones ilegítimas también. Si no es así, se habría adoptado otra postura frente al conflicto venezolano; al menos una que concuerde con el sentir unánime del mundo democrático, pero hemos apostado por la otra parte, quedándonos solos ante las posiciones de la Unión Europea y ante el mundo libre, que ahora resulta ser el otro.

A Maduro le queda poco tiempo, dice El País, y yo no quiero ver en esa frase una premonición oculta que nos vaya a afectar directamente. Ayer los de Bildu han anunciado un acuerdo con el Gobierno implicando cambio de presos por presupuestos, que viene disfrazado de derogación de la Ley Mordaza. Como quiera que los presupuestos no se aprueban solo con Bildu, que hacen falta otros, este anuncio es algo extemporáneo que puede ahuyentar al resto de los apoyos. No nos olvidemos que, por mucho que se diga, el progresismo no es lo que une al pacto de investidura.

La vicepresidenta Montero ha salido a anunciar que hace tiempo que se viene negociando y que este anuncio es unilateral. Por su parte, los sindicatos policiales piden la dimisión del ministro Marlaska. El editorial de El País insiste en que a Maduro se le acaba el tiempo, y yo digo que cuando veas arder las barbas de tu vecino pon las tuyas en remojo. De todas maneras no espero que en España o en Venezuela vayan a cambiar las cosas. Siempre habrá una excusa para que continúen igual: el conflicto de Oriente Medio o las elecciones en Estados Unidos. Mientras tanto nos vamos desangrando con las reformas democráticas que nos conducen, contradictoriamente, a la destrucción del sistema y a profundizar en la mayor crisis de confianza que hemos padecido. Por eso al titular de “A Maduro se le acaba el tiempo” habría que añadir: “Y a nosotros también”.


Noticias relacionadas