Los ejemplares se encontraron en el vehículo de un hombre que llegó en ferri desde Gran Canaria hasta el puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde fue detenido por la Guardia Civil.
Las actividades que afecten a las especies protegidas, tales como su captura, tráfico o alteración para dificultar su reproducción y/o migración, así como aquellas que alteren o destruyan su hábitat constituyen un delito previsto en el Código Penal.