OPINION

Tarde de domingo

Julio Fajardo Sánchez | Martes 30 de julio de 2024

Estaba viendo jugar a Nadal y me cortaron la retransmisión para ver cómo una atleta de piragüismo en aguas turbulentas se quedaba sin medalla. No quiero pensar qué habría ocurrido en el caso de ganar. Los de televisión son unos genios. Al final triunfó Nadal, pero con suspense, que es como le gusta. Antes vi a las chicas de baloncesto ganarle a China. Las chinas son gigantescas y las meten todas. Hoy ando enganchado a la tele con lo de las olimpiadas.

No sé qué va a pasar en Venezuela. Lo de ese país no se arregla en un día. Estuve allí en los principios del chavismo. Los del círculo bolivariano venían a reunirse al hotel, donde me hospedada en Barquisimeto, todas las tardes. Estaban empezando y me hacía gracia ver el programa Aló presidente en la televisión y a Hugo Chávez diciendo: "¡Exprópiese!" Tambièn el anuncio de la Operación Cataratas, donde una gran cantidad de personas serían operadas de eso por oculistas cubanos para luego enseñarles a leer el Patria o muerte. Al poco tiempo entraban en España los de Podemos en el parlamento y parecían los 7 magníficos en torno a Pablo Iglesias, con Carolina, Monedero y Errejón. Mi hijo iba al 15 M y luego participó en la campaña de los Comunes en Barcelona. Siempre lo entendí, pero hace tiempo que no hablamos de eso. Tuvo una pareja que desempeñó un cargo político. Era bióloga y ya no me acuerdo de su cara. Cuando presentó su segunda novela, Asamblea extraordiaria, en Madrid, Errejón fue el encargado de hacerlo. No estuvo mal y fue mucha gente.Todos buenos chicos, cargados de buenas intenciones, positivos y sin hacer trampas.

Han pasado unos cuantos años, casi 20. Para mí eso no es nada, pero para ellos sí. La vida es una carrera de fondo, un maratón, y cuando pasas por el avituallamiento es como si todo volviera a empezar. Yo estaba a la mitad de la mía cuando la Transición. La verdad es que he pasado la mayor parte del tiempo dentro del sistema. Creo que es por eso por lo que noto su deterioro. Hoy domingo se celebran elecciones en Venezuela. Va a ser difícil que se pongan de acuerdo para hacer el cambio, en el caso de que lo haya.

He visto a Monedero saltando en un mitin de Maduro y diciendo: "¡Qué maravilla!" Parecía feliz. Hay mucha gente que no lo es y no está de acuerdo. Es normal. Esas cosas pasan cuando se instala la utopía de la revolución y los que la implantan creen que va a ser para toda la vida. Lo que ha pasado en Venezuela no es un catarro, es algo crónico. La verdad es que no consigo entender que para que un país prospere se tengan que marchar ocho millones de personas.

No quiero hablar de estas cosas, mejor alegrarme del triunfo de Nadal en el momento en que nadie daba algo por él. Sé que si salgo a la calle estarán ahí las mismas casas y el paisaje del monte permanecerá inalterable, como en las fotos estereoscopicas que hacía mi abuelo. Si a la larga nada cambia para qué preocuparse. Los de la oposición venezolana dicen que lo resolverán con amor. ¡Ojalá lo consigan! En esto no hay que ser demasiado optimista.

En España dijimos lo mismo hace 46 años y mira cómo estamos.


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