OPINION

Despues de la Copa

Julio Fajardo Sánchez | Martes 16 de julio de 2024

A Luis de la Fuente le pedían la dimisión cuando el caso Rubiales, en el esplendor de Rigoberta y la Txandungueiras. Ahora trae la copa de Europa y los que lo denostaban están calladitos. Son cosas que pasan para las que no funciona la memoria, ni la historica y menos la reciente.

Algunos futbolistas hacen la cobra en las recepciones, pero esto mejor no comentarlo. El mundo está raro. Hace dos días un expresidente de Estados Unidos giró la cabeza para mirar a otro lado y gracias a eso no le volaron los sesos. La versión más oficial es que ha sido un tema de descoordinación. El milagro es que todo está tan poco coordinado que resulta muy extraño que los jóvenes futbolistas españoles hayan ganado el campeonato.

Ya no sé qué pensar porque diga lo que diga seré condenado por unos o por otros, hable o no hable. Los únicos coordinados fueron los chicos del fútbol. Ha servido para que un país sienta la esperanza de recuperar la sensatez. Claro está que hay gente que cree que los sensatos son ellos exclusivamente. Marta Rovira ha vuelto urgiendo acuerdos. Dice que no hay que esperar ni marear la perdiz. Bastante ha aguardado en Suiza a que se le aclarara el panorama judicial. Puigdemont tiene la misma exigencia y nada parece hacer pensar que vaya a cambiar de opinión. Yolanda no quiere que pase el tiempo porque esto significa seguir perdiendo votos de forma acelerada. A ninguno de ellos le interesa el fútbol. Tampoco a Otegi, que sueña con un equipo de Euskadi para los mundiales.

Hoy en Cibeles se grita Viva España, pero mañana volveremos a lo mismo, y pobre del que diga lo contrario porque se la gana. Las cosas van mal y después de los tiros en Pensilvania Biden está predestinado a enfrentarse a Trump porque no habrá nadie que quiera sustituirlo. Hoy los protagonistas son los del fútbol y el fútbol es mucho futbol, aunque lo inventaran los ingleses y lo empezaran a jugar en Huelva. De la emigración mejor dejar de oír cantar a Juanito Valderrama desde el puerto de esa ciudad, diciéndole, a la que se queda en el puerto, que se va a hacer un rosario con sus dientes de marfil. ¡Qué dirían las feministas contra los enamorados que las dejaban desdentadas y amarradas a la pata de la cama! No me atrevo a pensarlo, o; mejor dicho, no me atrevo a decirlo. Ya casi no me atrevo a comentar nada. Los encierros de San Fermín han sido limpios, pero los toros que andan sueltos por la política no llevan cabestros y son más peligrosos.


Noticias relacionadas