OPINION

Uno de julio

Julio Fajardo Sánchez | Lunes 01 de julio de 2024

Lunes 1 de julio. Empezamos semana, mes, y media España se va de vacaciones. He ido a buscar el artículo de Iván Redondo a La Vanguardia y tampoco está. Ya no queda nadie para hablarme de las elecciones francesas, de Biden o de Cataluña. Solo veo algunas banderas agitarse en las cabeceras de los periódicos para celebrar los cinco goles de la Roja, uno en propia puerta. En El País publican una lista con los diez intelectuales mas influyentes de la derecha; Ortega, Adam Schmith, Friedman, Aynd Rand y otros. Antes habían propuesto a los de izquierdas, que iban desde Karl Marx a Picketty, pasando por Ana Arendt. A todos los he leído y ninguno ha conseguido sacarme de mi empecinada neutralidad.

Creo que tomando un poco de aquí y otro poco de allá sacaré algo en claro para dibujar de qué se trata el panorama actual en el que vivo. Ahora que entramos en el periodo no lectivo, que suele ser el habitual de los jubilados, los periódicos me distraerán menos con sus majaderías y tendré más tiempo, si cabe, para repasar mis lecturas.

Entramos en julio y nos daremos un respiro, yendo al chiringuito de la playa, como los padres de Verano Azul, mientras sus hijos aprenden a ser progres cantando del barco de Chanquete no nos moverán. Ya no se habla de genocidio ni de Milei ni de los jueces ni del novio de Ayuso. Ahora nos daremos todos un respirito hasta septiembre que volveremos a vernos las caras con Puigdemont, con Pedro Sánchez, con Feijóo y toda la vasca. ¿Puede haber algo más aburrido que el verano?

Los del cambio climático se van a poner las botas con tanta tormenta y tanta ola de calor que no llega. Entramos en la semana del Orgullo y en TVE la han estado anunciando todos los días antes de empezar el fútbol. Los ecologistas gallegos se han echado a la calle porque van a abrir una fábrica de celulosa que va a destrozar el río Ulla y desaparecerán no sé cuántas especies. Los activistas son más del verano y llenarán las playas de colillas para recogerlas delante de las cámaras. Yo los he visto hacerlo y me han dicho que estaban desempeñando una labor didáctica. Todo sea para despertar nuestras conciencias dormidas. César hacía lo mismo y nos llenó las islas de piscinas y miradores.

Lo de Francia está cantado para el próximo domingo, que es la romería de San Benito. El frente popular frenará a Le Pen y la izquierda radical española saltará de alegría al ver cómo los insumisos de Mélenchon cogen la sartén por el mango, llamando a la unidad al contrario que aquí. No sé cuánto durará. Esos frentes no suelen ser muy consistentes, sobre todo porque se inspiran en cosas antiguas que están pasadas de moda. Qué sería de cierta izquierda sin la recurrencia al fascismo.

En fin, que estamos de vacaciones. Que la masa se irá a Benidorm, que significa ven y duerme, y los más finos a San Sebastián o a Biarritz. A Bertín Osborne ya no le va nadie a los conciertos y Los Sabandeños parece que han terminado con los homenajes a Elfidio. Caco Senante, que es más listo, se apunta con ellos y así aprovecha el aforo. Son cosas del verano. Galas en las fiestas y todos a comer del presupuesto. Las marujas aplauden desde las sillas de tijera y algunas van con sus parejas a arrumarse oyendo unas malagueñas, como las palomas imitando a los europeos que escuchan embelesados al cursi de André Rieu. Todo esto está por venir. No ha hecho mas que empezar. Estamos a 1 de julio.


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