Los hechos tuvieron lugar una vez que la aeronave despegó de Son Sant Joan. Eran alrededor de las 15.30 horas. Más tarde, ya a 6.000 metros de altitud, el avión de la compañía Austrian Airlines se vió sorprendido por unas inclemencias metereológicas que pusieron en serie peligro a sus ocupantes.
Todo empezó a la altura de la ciudad de Hartberg, cuando una sorpresa eléctrica acompañada por granizo sorprendió a los presentes. Entonces, los pilotos tuvieron que maniobrar con destreza para aterrizar y evitar un terrible desenlace.
Al aterrizar en Austria, sobre las 18.00 horas, el avión apareció con parte de su morro frontal arrancado y el fuselaje visiblemente afectado. Además, los cristales, incluídos los de la cabina de los pilotos, estaban seriamente dañados, debido al impacto y a la fuerza del granizo.
Por fortuna, no hubo que lamentar heridos. Los daños materiales, por su parte, quedaron inmortalizados gracias a unas fotografías que van camino de convertirse en virales.