OPINION

Todos quieren a Meloni

Julio Fajardo Sánchez | Lunes 27 de mayo de 2024

Socialistas y populares proponen lo mismo con respecto a buscar apoyos de la ultraderecha para gobernar en Europa. Feijóo, con respecto a Meloni, ha dicho lo mismo que Úrsula von der Leyen, y Teresa Ribera se ha descolgado con un depende en el que deja caer que pactará con quienes muestren apoyo a un proyecto europeo, independientemente que estén o no en la fachosfera. Es decir, Meloni será buena si es necesaria, siguiendo el principio de la necesidad hace virtud que es la base fundamental para gobernar en España.

Tanto debate, tanta máquina del fango, tanta persecución judicial y tanto insulto para al final acabar diciendo lo mismo. Será porque Meloni es del sur y representa el victimismo de los que se protegen de los hombres de negro de la época de la señora Merkel. En aquel tiempo el problema era compartido con la Grecia de Alexis Tsipras y Varufaquis, el que esperaba ansioso a que Pablo Iglesias lo viniera a salvar. ¿Recuerdan? “Aguanta Alexis, que ya llegamos”.

Han pasado unos años desde aquella época del no es no. Después se ha enterrado al romanticismo y entramos en la conveniencia de lo práctico. Como decía Felipe González, da igual gato blanco o gato negro, lo importante es que cace ratones. Entonces, si íbamos a terminar así, a qué tanta bulla. El riesgo de cargarse el modelo europeo ha pasado a formar parte del discurso de otros ultras. Lo grita Yolanda Díaz, lo dice Román Rodríguez y lo escribe Lilith Vestringe hoy en El País. Cada uno corre para donde puede. Por eso Anabel Díez habla hoy de la coincidencia europea de los dos grandes partidos españoles, que nadan oxeando a las moscas que tienen a su izquierda y a su derecha para que no les contamine en una campaña que pretende ser limpia y verde; sobre todo verde.

En esto se podrán poner de acuerdo con la señora Meloni, que es un híbrido con el que se puede llegar a acuerdos. Después de estas declaraciones de la candidata socialista no va a funcionar el argumento contra el PP. Queda todavía mucha campaña por delante y este cartucho está más quemado que la pipa de un indio. Europa es el escenario de la salvación electoral. Esto se ha dicho por activa y por pasiva por parte de quienes se la juegan en estas elecciones.

Ayer se hablaba de Milei y de Meloni como dos demonios hermanados y hoy se abren las puertas para darse un abrazo con uno de ellos. Entre mujeres anda la cosa y ya se sabe que a las mujeres no les cuesta mucho entenderse. Lo de Europa no es muy unánime. Sánchez, por ejemplo, se ha quedado prácticamente solo con lo de Palestina, Margarita Robles ha asumido el lenguaje de Podemos y de Sumar, y desde Israel le recuerdan que la Inquisición desapareció hace muchos años. El Gobierno envía armas a Ucrania por un valor no alcanzado hasta ahora y no parece que a sus socios les agrade, máxime cuando algunos se muestran discretamente partidarios de Putin en ese parentesco nostálgico que tiene la izquierda con los restos de la Unión Soviética, donde ahora manda un antiguo miembro de la KGB.

Europa se salvará, pero gracias a los europeos, no a las ideologías de mueble bar que cambian de argumentario como de ropa interior. A Meloni le salen los novios a pares, igual que en la copla, y esto confunde mucho al personal. En realidad nunca hemos salido de una posición para entrar en la contraria. Todo según convenga, haciendo de la necesidad virtud, como una interpretación moderna del principio de Maquiavelo. Felipe González decía hace unos días que tendría que ser al revés, hacer de la virtud una necesidad, pero en los tiempos que corren eso no es lo que se lleva. Meloni se convertirá en la Margarita de Fausto y empezará a deshojar la flor de su nombre para ver quién la lleva definitivamente al altar.

Todo puede suceder, si hacemos caso a las palabras de Teresa Ribera. Ya no es solo Feijóo el que habla de estas posibilidades.


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