OPINION

Inestabilidad

Julio Fajardo Sánchez | Miércoles 28 de febrero de 2024

Hoy dice el editorial de El País que Ábalos es un factor de inestabilidad para el Gobierno, como si el Gobierno hubiera sido estable hasta que llegó el escándalo de las “Soluciones de Gestión”. ¿Cómo es posible que Puigdemont fuera el que le daba estabilidad y ahora sea un exministro el que se la quite? Son cosas de la conveniencia. Regresamos a la casilla de salida, a la lucha contra la corrupción como eje fundamental de la política desde 2018, como si por medio no se hubiera indultado a malversadores y se estuviera preparando una amnistía para otros, ni se llevara a cabo una defensa a ultranza de los miembros de la vieja guardia condenados por los ERES en Andalucía. El problema actual es que cae uno de los principales artífices de la nueva política.

El hombre que más íntimamente colaboró, con mano férrea, a desmontar la vieja estructura socialista y cambiarla por la que existe actualmente, que no pocas cabezas se ha llevado por el camino. En este sentido se puede decir que la víctima diseñó la guillotina con la que, al final, le han rebanado el pescuezo. Como quiera que él lo sabe, y conoce el método, se ha rebelado llamando a sus compañeros para que no lo dejen solo. Ayer fue un día triste.

No es agradable ver a alguien confesando su drama y proclamando su impotencia ante los que vienen a destruirlo. La máquina se puso en marcha y le dio el ultimátum. No había más que dos opciones: entregarse y convertirse en un apestado, cuestión que aseguró conocer perfectamente, o presentar batalla y luchar para seguir existiendo unos días más. Ábalos sabe que no es lo mismo la muerte que la agonía, y que estando vivo puede seguir explotando el enorme capital de la sospecha de lo que sabe. Esto los tendrá a todos en vilo. Por eso dice El País que es un factor de inestabilidad para el Gobierno.

Como decía, hemos vuelto a la casilla de salida, a poner en pie a la corrupción que tantos réditos pareció dar en el principio de esta aventura política. La corrupción sustituye a la amnistía, que también era una posición corrupta desde el punto en que su posibilidad había sido negada desde el principio, pero estas cosas se miran según conviene y lo que ayer era blanco se puede convertir en negro. Se sacarán algunos eslóganes y una tanda de aplausos en el Congreso, pero nada más. Volveremos a colocar en la mesilla de noche el “Manual de Resistencia”. Ábalos ya lo ha hecho. La consecuencia primera es que se ha convertido en un factor de inestabilidad, como si lo que hemos estado pasando hasta ahora no lo fuera.

He visto una encuesta en La Vanguardia y las opiniones se dividen en un 50 % sobre el acierto de la decisión del exministro al negarse a dejar su escaño. Esto me hace sospechar, si sigo la tendencia de los lectores de ese periódico, que hay una parte importante de socialistas que están de acuerdo con él. Esto en sí mismo sí me parece un importante factor a la hora de medir la confianza, porque soy de la opinión de que la regeneración que reclama el presidente para su partido pasa por estos asuntos, a pesar de que no sea a ellos a los que se refería cuando hizo la reflexión después de las elecciones gallegas.

Ahora vendrán vascas, europeas y catalanas. Vamos a ver qué pasa, quiénes formarán parte de las listas, si los más capacitados o ese semillero de leales a los que después se deja tirados a medio camino. Recuperar la estabilidad, con Ábalos o sin él, va a ser muy difícil.


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