En 2020, terminé mi actividad laboral, y la concluí desde el apasionante mundo de la “visita médica”, también llamada “Representante”, o la de “esos Maleteros”. Cuando se conoce en profundidad, y yo estuve formando equipo en dos empresas del sector (una multinacional americana y otra de origen anglo-sueco que absorbió parte de la primera), durante veintidós años de mi vida laboral, es cuando realmente llegas a entender el amplio significado de palabras como: “formación”, “Información”, “ética”, “responsabilidad” y “gestión”.
Nadie desea que algún familiar termine dedicándose a esta labor medio comercial, medio formativa, pero, siempre, de la mano de la ética profesional y empresarial. Para nuestros hijos, deseamos una buena carrera de medicina, de enfermería de ingeniería, etcétera, antes que formar parte de la Industria Farmacéutica. Muchos de los que llegamos a este sector, lo hacemos sin haber pretendido que ello fuera el objetivo soñado o deseado. De igual manera, cuando se está dentro, se piensa que si se volviera a nacer, seguramente esta opción, sí que estaría dentro de las prioritarias. El subidón de adrenalina es lo suficientemente alto como para engancharte en un noble trabajo que te permite conocer a muchísima gente de nivel, contactar con profesionales que teniendo el mismo cometido que tú, lo desarrollan bajo directrices distintas. Un trabajo que también te ofrece la oportunidad de ver lo que se cuece en otros países distintos al tuyo e incluso interactuar con trabajadores de esos otros rincones del mundo.
A mí me convenció tanto, que hoy dudaría algo entre mis dos trabajos preferidos el Turismo y la visita médica. En ambos tuve la oportunidad de desarrollar mis conocimientos y actitudes comerciales y de gestión. En el primero de ellos, ocupando cargos directivos y de mayor responsabilidad que en el segundo; pero en este otro, aunque solo fuera como soldado raso, el territorio has de gestionarlo tú mismo. Has de crear tus propias estrategias que en sintonía con las directrices de tu empresa, te lleven a alcanzar tus objetivos promocionales.
A mí me convenció tanto, que llegué a entretenerme en escribir un libro que hablar sobre el tema. El ejemplar se despachó rápidamente y no me generó ningún dividendo porque lo recaudado se entregó totalmente a una ONG que dedica su tiempo a la infancia. En ese bonito detalle participó mucha gente. Puede que yo fuera el autor, pero nunca consideré que fuera mi libro, por cuanto se escribió sobre lo que muchas personas hacemos en nuestro día a día en ese campo de la producción. No estoy seguro que se edite una nueva tanda, pero me encantó la acogida que tuvo “La visita médica: Viva la madre que la parió”, que así se le tituló. Hoy se puede leer en la Biblioteca Nacional.
No hace mucho un amigo me preguntó quién podía ser visitador médico. Una pregunta que a priori se podría contestar con un “cualquier persona”, se convierte en algo más laberíntico a la hora de que te entiendan cuando respondes. Créanme cuando les aseguro que no todo el personal está capacitado para formar parte de un equipo de trabajo en esta industria de los fármacos. Y al mismo tiempo y aunque parezca contradictorio, todo el que quisiera entrar en estos equipos humanos, podría ser el candidato ideal.
En su momento cuando escribí el libro, hice la siguiente anotación, que les pido me sigan a modo de ejercicio mental. Si lo hacen podrán tener una visión mucho más cercana a la realidad para ir dando forma a una respuesta más convincente y realista. Así, -tomo la idea de libro que he mencionado- han de imaginar que están en el salón de su casa, en uno de esos momentos en el que nos planteamos seriamente encontrar un puesto de trabajo que ayude a llevar los garbanzos a casa. Bien pudiera ser porque el que tenemos en ese instante, no nos llena, o porque nos están empujando hacia una salida digna ofreciéndonos la puerta grande de salida o la de atrás. Esta realidad a más de uno le ha pasado y es justo en esa situación en la que, cualquiera de nosotros, nos llenamos de esperanza y comenzamos una búsqueda activa de empleo. Al principio, naturalmente, buscamos en lo que sabemos y conocemos, entre otras cosas porque nuestro “currículo”, seguramente sea el mejor que se pudiera presentar -no olvidemos que estamos en el principio-, hasta que, como se suele decir, llega el “tonto de turno” y te hace poner los pies en el frío suelo. Es, a partir de ese instante, en el que ya comienzas a prestar atención a otros anuncios, y justó ahí, te llega a tus manos algo así: “Se necesita personal para ocupar plaza de informador técnico sanitario en laboratorio de primer orden. Se precisa presentar licenciatura en Medicina o cualquier otra titulación en Ciencias de la Salud. Imprescindible nivel alto de inglés, hablado y escrito. Se ofrece contrato fijo, coche de empresa, dietas y otras mejoras sociales”. Ese es el comienzo, y para muchos el final. Es normal que cuando lees lo de medicina y/o ciencias de la salud, teniendo tú un “grado en psicología” o titulación de “técnico en empresas turísticas”, te eches para atrás. -¡Eso no es para mí! Así fue lo que yo pensé. Pero, mi hermana, me puso de nuevo en el surco cuando me hizo ver que ella también era visitadora, habiendo estudiado Turismo como era mi caso. Y, para rematar, me preguntó: ¿Conoces a algún médico trabajando en la visita médica? En realidad, en veintidós años, conocí a tres doctoras: una fue visitadora solo unos meses, hasta que encontró su acomodo dentro del Servicio Canario de Salud. Las otras que llegué a conocer, trabajaban en la Industria, pero en los departamentos de formación del personal y/o en los departamentos científicos de dichas empresas. ¿Entonces? ¡Entonces nada! Simplemente, que por pedir, no se pierde nada. Así que salvado ese “pedazo” de inconveniente, ya se podrá deducir el peso de la titulación que algunas compañías piden.
Por mi parte, creo que es más importante conocer el perfil que se debería tener para trabajar en la “visita médica”, que preocuparse por la titulación académica al respecto. Tal vez quien haya estudiado farmacia tenga un chance, pero nada como para tirar voladores. Dentro de ese perfil, es muy valorable, la aptitud para formarse de forma continuada; pues tendrá que informar a la parte médica de todo lo concerniente al producto que se promocione y eso obliga no solo a conocerlo en profundidad, sino a saber de la patología a la que va dirigido. La capacidad de gestionar -recursos, presupuestos y territorio-, si no se tiene, mejor ni presentarse. Habrá momentos en los que las dotes de psicólogo saldrán a flote, pues solo habrá que escuchar. Habrá que tener aptitud comercial, pero no de elixires milagrosos -no se está en el Oeste-. Los conocimientos de diferentes códigos legales, serán necesarios -LOPD, Ética, etcétera- La dedicación en exclusiva, será fundamental. No hay Facultad que, hoy en día, ofrezca una titulación que certifique conocimientos en Medicina, Gestión Empresarial, Farmacia, Comercial, Ética, Ofimática, Derecho, Psicología y TAI-CHI, para conseguir soportar la presión que cada Central marca para llegar al objetivo. Si se tiene capacidad para desarrollar todas esas cualidades y tener actitud positiva para una sonrisa al final del año, se podría ser visitador médico.