OPINION

Se acabó el verano

Emilio Arteaga | Martes 15 de agosto de 2023

No el verano meteorológico, de ese aun queda bastante, pero sí el verano vacacional, el de la lasitud física y, sobre todo, intelectual, el de las largas veladas vespertinas en buena compañía, el de las conversaciones sobre nimiedades, el de la lectura de libros de temática liviana, el del consumo, a veces excesivo, de cerveza, de vino blanco afrutado, de espumosos de calidad sea cual sea su denominación, o de combinados de alcoholes duros, mucho más peligrosos, todo ello muy frío.

Este fin de semana ha empezado la liga de fútbol, acontecimiento que solía marcar, junto con la vuelta al cole de los niños, el reinicio de la actividad “normal” y el fin del estío social. Ahora la liga empieza cada vez más pronto, debido a la desmesura de partidos, competiciones nacionales e internacionales que padecen los equipos, a lo que hay que añadir los cada vez más abundantes y disparatados campeonatos de selecciones, que acaban de machacar el físico de los jugadores y llenar sus bolsillos, pero también los de los caraduras, desvergonzados, codiciosos y desaprensivos directivos de federaciones, ligas, uefas y fifas y vaciar los de los seguidores, que pagamos unas cantidades sostenidamente crecientes por las suscripciones a las retransmisiones televisivas en continuo o en pago por visión.

Pero si el inicio de la liga de fútbol entre el 11 y el 14 de agosto ya es una distorsión de la dinámica vacacional estiva, qué decir de una constitución del parlamento español el 17. Este próximo jueves, con la toma de posesión de los diputados electos, también los senadores pero, ustedes me perdonarán, el Senado español es (casi) irrelevante, y la constitución de la mesa de edad, empezará el auténtico baile, que ya ha empezado, seguro, con conversaciones, discretas, algunas secretas, y manifestaciones, algunas no tan discretas.

De cómo se desarrolle el proceso de elección del presidente del Congreso y de la composición de la Mesa podremos empezar a entrever las posibilidades de formar gobierno de unos y otros, o si, por el contrario, estamos abocados a una repetición de las elecciones.

En cualquier caso, no parece que el proceso vaya a ser nada sencillo ni rápido. Podríamos entrar en un largo y extenuante periodo de negociaciones con un gobierno en funciones, con la inestabilidad que ello significa y con un país viviendo en provisionalidad. No parece un panorama muy alentador, pero nunca se sabe. Recordemos que Bélgica estuvo casi un año y medio sin gobierno, literalmente, y el país no pareció resentirse ni salió nada malparado del trance, así que ya veremos. Eso sí, el desprestigio de los políticos, que ya está a niveles estratosféricos, alcanzaría cotas galácticas, por lo menos hasta la Pequeña Nube de Magallanes.

Como nos esperan días de vértigo y, quizás, asombro, voy a aprovechar las últimas horas de asueto veraniego y recomiendo a todos hacer lo propio. A partir del jueves que viene empieza la movida, si es que alguna vez ha parado.


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