OPINION

Ya hay nuevos alcaldes

Julio Fajardo Sánchez | Domingo 18 de junio de 2023

Se eligieron los alcaldes. El hecho es que en Valencia el PP consiguió la alcaldía sin necesitar a Vox, en Barcelona Collboni, con el apoyo de Colau y el PP, desplaza a los independentistas, y en Pamplona y Vitoria todos se ponen de acuerdo para evitar que Bildu se haga con el poder. Sin embargo, hoy la prensa, llamemos oficial, sigue hablando de Vox como el gran problema nacional y ensalzando a Nadia como ejemplo de moderación, olvidando que es independiente y se niega a ir en las listas para el 23 J.

No merece la pena comentarlo. Los argumentarios son los que son y, en lugar de ofrecer un panorama de esperanza, contagian el pesimismo de un desenlace dramático. He visto un video donde el réquiem de Mozart ambienta un panorama apocalíptico si Sánchez no logra remontar esos más de cincuenta escaños que le sacan las encuestas de Michavila, contrarrestadas por el vaticinio de Tezanos, una vez más.

En mi pueblo, La Laguna, han dejado pendiente la concreción de un pacto de gobierno hasta después de las generales. Cada grupo ha votado por el suyo y ha salido por mayoría simple el candidato socialista. No está mal tirado. No creo que convenga repetir un acuerdo de progreso con el Podemos de siempre (dos concejales) y el ex secretario de organización, Alberto Rodríguez (otros dos), ahora en Sumar con su formación Drago Verde. Mejor será verlas venir y seguir una corriente que huye de los errores anteriores; porque, para los socialistas, el origen de su fracaso, a pesar de no confesarlo, reside en la elección desafortunada de sus alianzas.

Ahora ya no se habla de Yolanda sino de Calviño, que ha pasado a ser la gran esperanza sin serlo realmente. El problema está en cómo se hincha el globo de una, necesario para recuperar el poder, y a la vez el de la otra, que siempre ha representado la cara contraria desde que su contrincante accedió a la vicepresidencia, y que encima no figura como candidata. En esas estamos. Un terrible sudoku al que es muy difícil darle solución. De momento la estrategia consiste en trasladar el problema a la oposición y hacer ver al personal que es allí donde existe.

No se ponen de acuerdo los plumíferos en dónde está el frente que hay que atacar. Se nota algo de desorden a la hora de orientar tantos razonamientos cambiantes. Feijóo no habla inglés, pero es escurridizo como una anguila, y ahora, con lo de Barcelona, aparte de favorecer una alcaldía del PSC, ha cogido a Ferraz, o a Moncloa, que ya no sé, con el pie cambiado. Ha exhibido su capacidad de desarrollar una política de Estado, demostrando que el tema catalán no está tan apaciguado como dicen, y que las concesiones hechas a los independentistas no condujeron a ninguna parte, al dejarlos a todos en la grada, con Trías despidiéndose con un “que les den”, y la calle recibiendo con insultos al nuevo alcalde. Tanto indulto para nada.

Esta campaña está sirviendo para anunciar un cambio mientras en la otra parte se empeñan en ofrecer que todo siga igual. A pesar de ello, he notado un intento de rectificación allí donde puede llevarse a cabo. Alguien sabe que esperar por el salvavidas de Sumar no tiene sentido, que es equivalente al grito de Pablo Iglesias cuando decía: “Aguanta Alexis, que llegamos nosotros”. Nadie va a llegar, y como sigan en esas, Feijóo se hará un Moreno Bonilla en toda España. No pasa nada. El PSOE se recompondrá y volverá a ser la fuerza de la alternancia que el país necesita, recordando a todos que los experimentos hay que hacerlos con gaseosa.


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