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Un invento que perdura

Omar Alfredo Re | Domingo 18 de junio de 2023

En Budapest, capital del Reino de Hungría, en el año 1899, en un hogar judío formado por Matías, de profesión Dentista, y su esposa, Juana Ullman, ama de casa, una mujer práctica e inteligente, nació un niño prematuro y con muy poco peso. Los médicos aseguraron que no iba a vivir, por lo que su abnegada madre construyó, con cartón una caja adecuada, la forró con algodones adheridos con pegamento y le puso una lámpara incandescente, como las que Edison había patentado en 1840.

Estaba inventando sin saberlo, un precursor de la incubadora. El niño tuvo una inteligencia superior y una salud tal, que le permitió vivir hasta los 86 años, en el que fallece en el barrio de Colegiales en la ciudad de Buenos Aires.

El nombre del protagonista de este relato se llamó Ladislao José Biró. Se dedicó a diversos quehaceres a lo largo de su vida, entre ellos ejerció la profesión de periodista.- En el Congreso de Presidentes celebrado en Belgrado, capital de Yugoeslavia, en el año 1938, estaba trabajando para un diario húngaro, redactando un informe para enviar a su diario. Cuando un ingeniero argentino que participaba en el evento observó que estaba escribiendo con un artefacto desconocido, lo entrevistó para ver de que se trataba. El entrevistado le dijo, que por ser zurdo, le era difícil escribir con pluma de metal. Además, algunas veces se quedaba sin tinta el tanque de goma de su lapicera fuente y una vez la perdió toda y le inutilizó su saco.

Le explicó que por ser judío, no se le permitía patentar el invento, se estaba gestando la Segunda Guerra Mundial. El interlocutor le dijo que le escribiera a Buenos Aires, que él, haría lo posible para que se radicara allá y además, le facilitaría patentar el invento. Cuando unas horas después, en su habitación, leyó el tenor de la tarjeta de presentación, esta decía: “Agustín P. Justo, Presidente de la República Argentina”.

Así fue que en 1940, viajaron en el vapor español “Sevilla” a Buenos Aires, con su esposa Elsa, su única hija Mariana, su hermano Jorge y su amigo y Técnico químico francés, Juan Jorge Meyne, quién perfeccionó la densidad de la tinta a utilizar y por eso se patentó el invento como “Birome”, acrónimo de Biró – Meyne.

Su hija Mariana, con sus dos hijos, residen actualmente en Buenos Aires, relató que a su padre la idea de perfeccionar el bolígrafo le vino de cuando era niño y en la Escuela primaria en Budapest, veía, después de los días de lluvia, en un patio descubierto, jugar a sus compañeros a las bolitas, y cuando estas pasaban por un charco, después dejaban un trazo de agua en los mosaicos secos. En Argentina, el 29 de setiembre, día de su nacimiento, se conmemora el Día del Inventor.