OPINION

Para presumir, no. Para agradecer

Juan Pedro Rivero González | Jueves 08 de junio de 2023

¿Por qué se escribe la historia? ¿Para qué se investiga el pasado? ¿Por qué dejar reflejado lo ocurrido en un escrito? ¿Por qué se hacen memorias? Estas preguntas merecen una respuesta.

Puede ser por presunción de clase, para sentir el éxito de la estirpe o la grandeza de las instituciones a las que pertenecemos. Pobre motivación esta. Puede ser por respeto agradecido a lo que otros han hecho y nos han dejado siendo enriquecidos por su labor que nos facilita la nuestra. Una motivación mejorada, sin duda.

La semana pasada ya indiqué que nos íbamos a La Palma a presentar la Memoria de Cáritas 2022 de nuestra diocesana. A La Palma porque en esa isla se abrió el suelo y derramó con lava mucho dolor abriendo heridas que aún supuran. Y la Memoria porque hemos de ser agradecidos con tantos generosos donantes y financiadores, privados y públicos, que hacen posible seguir cumpliendo la encomienda de Jesús: “Hace vosotros lo mismo”.

Si se nos ocurriera tener en el subsuelo del corazón actitudes de presunción, afán de clavar en el pecho el entorchado de la labor, o buscar el reconocimiento social siquiera, mala decisión hubiéramos tomado. No podemos pretender presumir de hacer el bien por respeto a los participantes y por el honor de su necesidad. No es por presunción. Es por gratitud.

Especialmente agradecidos a las personas voluntarias, cuyo voluntariado nace de un compromiso que deriva de un encuentro con Jesús que transforma la vida y empuja a amar de forma positiva y transformadora al prójimo.

No se puede ser cristiano y no amar al prójimo. No se puede ser diocesano y no sentir como propia Cáritas en todos sus niveles, servicios y proyectos. Si Jesús y su palabra tiene alguna importancia en nuestra vida, somos agentes de Cáritas sí o sí.

Agradecimiento, por tanto, a las 852 personas que han entregado en 2022 tiempo generoso a los más necesitados y no atendidos de nuestro entorno. Laicos, religiosos, sacerdotes, diáconos, técnicos especialistas en los distintos sectores de la acción social. Personas que han hecho posible lo que el jueves en La Palma se presentará. No por presunción, sino por gratitud con ellos.

La presunción es fea. Es una máscara impropia que no posee el vigor de un vínculo con lo real. Es una mentira y una apariencia. Una cortina que tapa y muestro lo que queremos subrayar; una especia de caricatura. La gratitud es el grito de la humildad que reconoce que la realidad rebosa bondad y que otras personas nos deslumbran con su creatividad transformadora.

Ser agradecidos es imprescindible en la vida social. Es la forma más elocuente de humildad y la expresión más elocuente de la empatía. Agradecer es contemplar a los demás con los ojos del corazón y mirarlos siempre bien. Agradecer dilata el alma del agradecido y fortalece al agraciado. Quien no agradece ni felicita es un alma mezquina que no huele que fuera del invernadero de su mismidad existe verdad, belleza y bien.

¿Agradeces? Luego existes.