TAGOROR

Renovarse o retroceder

Paulino Rivero | Domingo 16 de abril de 2023

Un reciente informe elaborado con datos del ISTAC refleja la evolución del número de establecimientos y camas de las instalaciones hoteleras y extrahoteleras de Canarias en el periodo 2015-2022, en el conjunto del Archipiélago y por Islas. Canarias perdió en el periodo reseñado 685 establecimientos (38,4%) y 68.209 camas (16,3%). En estas cifras están incluidos los hoteles de La Palma que no han podido reabrir después de la erupción, pero su peso no es significativo. Sin contar La Palma, la Isla que ha perdido más camas es Gran Canaria 35.014 (27%).

Esta situación de pérdida de camas es muy grave porque significa perder actividad económica, recaudación de impuestos, empleo y, en cierta medida, conectividad aéreas; camas perdidas que no han desaparecido sino que han pasado al sector residencial y al vacacional, aunque no hay datos fidedignos de cuantas han ido a cada uno de ellos.

Estos momentos de euforia que vive el sector turístico como consecuencia de los espectaculares niveles de ocupación y los altos precios alcanzados, deberían ser propicios para reflexionar sobre el presente y, sobre todo, el futuro de un turismo que es el soporte de una buena parte de la economía y el empleo en Canarias.

Entrar en el terreno de los espacios que deben preservarse para el desarrollo hotelero, el sector residencial o el pujante turismo vacacional es tarea compleja por el choque de intereses que existe entre ellos. Lo aconsejable y prudente sería buscar un marco estable de convivencia entre hoteles, residencial y vacacional. Los tres sectores son importantes para nuestras Islas. No son excluyentes, sino que se pueden complementar para que la oferta turística de nuestro Archipiélago sea cada día más fuerte y competitiva.

El mejor camino para proteger nuestra planta hotelera y parar la sangría de perdidas de establecimientos y camas que se viene produciendo día a día es la apuesta por la renovación de la planta hotelera y de los espacios y equipamientos públicos en los que están enclavados. Parece que nunca hay tiempo para poner la modernización, la innovación y la mejora de la competitividad del sector turístico en lo más alto de la agenda. De no hacerlo, la obsolescencia y la pérdida de mercado seguirán condenando a los establecimientos hoteleros a su conversión en en vivienda residencial o vacacional.

Dada la importancia estratégica que el turismo tiene para la economía, el empleo y el bienestar de la gente que vive en las Islas, las Administraciones Públicas, lideradas por el Gobierno de Canarias, deben de relanzar un plan de renovación, innovación y modernización de la planta alojativa y espacios públicos adyacentes que permita mejorar la ocupación y los precios como medida de choque que frene la pérdida de establecimientos hoteleros y camas.

A la iniciativa pública, hay que atraer a los empresarios. Es fundamental ir de la mano las administraciones y los empresarios en este gran objetivo estratégico de revitalizar el eje de nuestra economía.

En los momentos de gran euforia en el sector -como el que se está viviendo- en los que la alta demanda llena hasta los establecimientos mas degradados hay una renuncia voluntaria a acometer proyectos de renovación porque “si gano dinero así, para que voy a invertir”. Cuando hay un bache en el sector tampoco consideran que es el momento porque “ estoy perdiendo dinero; no puedo invertir.” Nunca parece ser el momento. Los muchos empresarios que han apostado por renovar han ido alumbrando el camino: la modernización del establecimiento lleva aparejado una mejora en la ocupación y en los precios. Simplemente se trata de seguir su estela.