síntomas
EuropaPress | Lunes 16 de marzo de 2015
En invierno, en los días próximos a la primavera y con el sol de nuevo en el cielo, aumenta el polen en el ambiente de arizónicas y crupesáceas (cipreses), plátanos de sombra y fresnos y los síntomas, parecidos a la alergia primaveral aunque se presenten en meses invernales, son rinitis, conjuntivitis, tos seca o indicios de asma.
Según explica a Infosalus el doctor Santiago Quirce, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario La Paz de la Comunidad de Madrid, la clave en el manejo de la alergia está en recibir un diagnóstico adecuado y cuanto antes y proporcionar al paciente un plan de acción para manejar su enfermedad con la información necesaria sobre cómo tener acceso a las concentraciones de polen, cuándo y cómo emplear la medicación y qué le debe llevar a la consulta médica. Las alergias tienen una base genética pero en su desarrollo intervienen además factores ambientales y el estilo de vida y la hipótesis de la falta de experiencia microbiana al inicio de la vida también se encuentra entre los posibles factores de riesgos que las desencadenan.
“En parte el estilo de vida occidental interviene en su aparición ya que las alergias al polen son más prevalentes en los países desarrollados y la población inmigrante que se traslada a España a vivir también desarrolla con el paso de los años alergia al polen”, señala Quirce. Las alergias al polen suelen ser crónicas, se pueden atenuar los síntomas pero estos continúan apareciendo aunque con los años sí puede haber remisión. Las vacunas consiguen que desaparezca el asma y se atenúan los síntomas pero no desaparecen.
¿DE QUÉ DEPENDEN LOS SÍNTOMAS ALÉRGICOS?
Las previsiones sobre la incidencia de las alergias en primavera se realizan según la pluviosidad en otoño e invierno y las temperaturas que se experimenten en primavera. Aunque en estas pasadas estaciones ha llovido, dependerá de cuánto suba el termómetro en los próximos meses y si la próxima es una estación lluviosa ya que la lluvia puede evitar que los pólenes se concentren en el aire. “La presencia de polen depende de los días soleados y el viento, la lluvia limpia la atmósfera pero las tormentas pueden aumentar las alergias al descomponer y revolver las esporas y los hongos que al estar más fragmentados pueden ser más inhalables y ocasionar más episodios de asma”, señala Quirce. En las últimas décadas ha aumentado en una cuarta parte el número de personas que padecen algún tipo de alergia, entre ellas la alergia respiratoria al polen. Las alergias respiratorias dependen en gran medida de la zona geográfica, en las zonas costeras es muy importante la alergia a los ácaros, mientras que en la zona mediterránea abunda la alergia a la parietaria y en la noroeste a la salsola. Además, esta geografía también repercute en el momento en el que las alergias están más activas, así, por ejemplo, la polinización de las gramíneas en el norte es más tardía que en el centro pero se prolonga más en el tiempo, hasta julio.
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