OPINION

Una mousse que no llegó a cuajar

José Luis Azzollini García | Lunes 09 de enero de 2023

He leído que los expertos en repostería, cuando de lo que se trata es de elaborar una mousse -postre de origen francés-, y conseguir una textura correcta, se ha de llevar a cabo una emulsión adecuada para que los distintos ingredientes se integren de forma homogénea. También he leído que se debe incorporar el aire suficiente para que el resultado sea esponjoso. Es decir, que siendo importantes los ingredientes, la preparación debe ser eficientemente llevada a cabo para obtener el objetivo final.

En este mes de Enero, una señora nos dejó claro que nuestra mousse, no había recibido el tratamiento adecuado y que su apreciado Museo Rodin de París -en francés, sería algo así como “museó Godín du Paguís- no se presentaría en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Según he podido leer en una carta que se le atribuye a: las personas que entienden de arte en nuestra tierra, algún tímido y posterior movimiento político y hasta gente del populacho preocupada por el enorme gasto que comportaría montar esta franquicia en nuestra ciudad, habían demostrado no tener la sensibilidad necesaria que se demandaba desde la Fundación Auguste Rodín. ¡A Santa Cruz le falta sensibilidad!

Nos dice la buena señora que ellos solo querían ayudar a Santa Cruz a tener una colección propia de este gran escultor. Sin embargo, lo que nos llegó a los que no entendemos de arte, a ese nivel, pero sí que sabemos de trabajar duro para pagar impuestos, fue que alguien pretendía montar un “chiringuito”. No me refiero al museo en sí mismo, sino al montaje de compra de copias con garantías de que, aun no siendo originales, no dejaban de tener su valor de mercado como si lo fueran. ¡O lo son, o no lo son! Nos llegó también otra realidad: que existiendo artistas de renombre en nuestra bendita isla, se hablara de tantísimos millones para invertir en lo foráneo; dejando para lo propio, algunas salas del recinto como para hacer estudios culturales.

El museo Rodin, según la editora de la cartita, estuvo visitando España en diferentes ocasiones -de 1996 a 2020-, de la mano de fundaciones bancarias y de seguros en formato de exposiciones itinerantes. Nos dice que las grandes obras -ya no se sabrá si las originales o las copias con certificado de autenticidad- estuvieron en Madrid, en Barcelona, Palma de Mallorca, etc. Ah, y se me olvidaba, también estuvo -expone- en Las Palmas de Gran Canaria. Cual si fuera una componente más de “Los Nietos de Kika”, a la señora firmante, no se le olvidó mencionar algo que pudiera dejarnos un saborcito de “ustedes se lo han perdido pero sus vecinos algo probaron”. ¡Remover el pleito insular puede seguir siendo un recurso! Pero la realidad es que, A. Rodin, no tuvo conexión con Tenerife, ni siquiera, de forma pasajera. ¿Entonces? No, pog favog, paga Teneguife, teníamos un pioyegto mugcho más ambiciogso…

Este gran proyecto en el que el señor Alcalde de la ciudad tenía puestas muchas esperanzas, ha quedado en un bluf. Dicho de otra manera más acorde con el principio de este escrito: la mousse del museo, no cogió la consistencia adecuada y antes de ser presentada a la clientela -los votantes que todo lo votan- se vino abajo y naturalmente no recibió el aplauso de quienes entienden del cotarro museístico y de postres: la parte francesa. Se conoce que, tampoco, se le dio mucho aire -otro de los pasos necesarios- y con el paso de los días se fue llenando de grumos. Desertizado y con un aspecto menos agraciado que el dibujado por quienes posaron en la foto a las puertas del edificio, dejaba claro que ese postre no iba a ser comestible. Al final del escrito, la Sra. Simier, deja abierta una posibilidad para que se reflexione sobre la gran metedura de pata al no favorecer la implantación de aquel museo en nuestra ciudad. ¡Cierre esa puerta, por Dios, que hace corriente!

Pero no todo está perdido. Gran parte de los ingredientes siguen estando sobre la mesa. ¡La mesa del señor Alcalde! El edificio, gracias a Dios, se mantiene en pie a falta de un buen remozado que el Señor Bermúdez se ha comprometido en llevar a cabo. Artistas Canarios de renombre, hay como para llenar las salas de dicha edificación. En estos días atrás, he oído mencionar al pintor Oscar Domínguez como figura sobre la que podría recaer el epicentro de este posible museo; que, mira tú por donde, ese sí que es autóctono y también pasó por Paris de la Francia. Un señor, cuyo nombre se une al de artistas del calibre de Joan Miró y/o Salvador Dalí. No entiendo como desde NC no se propuso con anterioridad un museo para este notable ejemplo de cultura. ¿Puede que haya sido una cuestión de oportunidad política para hacerse notar ahora que estamos a las puertas de las próximas elecciones? Pudiera ser pero, no por ello, deja de ser acertada la propuesta. También se le puede preguntar a la gente del PP, que, ahora -después-, apoyan lo de preguntar a entendidos. Desde luego, me gusta más que la de dedicar el entorno a museo de carnaval. Entre otras cosas porque ya existe uno muy completito y bien gestionado.

Además de este gran ejemplo de prócer de la cultura canaria, tenemos muchísimos más, como el mismísimo Agustín de Bethencourt -también afincado en Francia- o la valiosísima escultora Mª Belén Morales, quien siempre residió en la isla. Pero es que, Incluso, “vivitos y trabajando”, tenemos un número significativo de artistas. Es decir, gente de valía como para llenar el recinto museístico, hay. Pero, además, existe otro ingrediente que también creo que nadie podrá decir que, tras la renuncia de los intereses franceses, haya desaparecido. Me refiero a la parte económica. Como poco, deben quedarnos unos dieciséis millones de euros. No he sido un As en matemática, pero: A-0=A.

Pues ya que tenemos todo, solo queda volver a intentar acometer esa magnífica idea, Señor Alcalde. Solo que, esta vez, recuerde darle algo de aire. Airee su proyecto confrontándolo con quienes también quieren lo mejor para su tierra, aunque en principio no presenten su mismo parecer. No olvide usar productos Km0, que además de ofrecer calidad, darán al museo obras originales. Dejemos las copias para la tienda de a bordo.

Y, no se preocupe por la llegada de turismo francés. Lo poco que aprendí de mi etapa en ese negocio, me alcanza para saber que si se tiene un buen producto y se gestiona adecuadamente su promoción, el turista querrá pasar, también, por la rambla. Se me ocurre que si quiere un buen reclamo para aumentar ese porcentaje de visitantes francófonos -hoy situado en el 6% de los turistas que nos visitan- construya una réplica a gran tamaño de la goleta “La Mutine” -participó en la defensa de Tenerife junto al General Gutiérrez-. En Tenerife tenemos a un artista de las maquetas, que podría colaborar en esa construcción y si me apura mucho, hasta con la del navío “HMS Theseus”.

Por cierto, hablando de museos, en alguna ocasión, he comentado la necesidad que tiene Santa Cruz de poseer su propio museo. Un recinto que resalte todo lo que la ciudad ha ofrecido, ofrece y ofrecerá a sus visitantes. A la hora de hacer la mousse no olvide batir muchas ideas… ¡Batir y volver a batir!