OPINION

De lleno en campaña

Julio Fajardo Sánchez | Domingo 27 de noviembre de 2022

Han salido dos manifestaciones feministas en Madrid. ¿Esta es la muestra más evidente de la quiebra que existe en la coalición de Gobierno que nadie quiere ocultar? No lo creo. Solo es la expresión física de que la campaña electoral ya ha comenzado y cada jugador se desmarca para recibir el balón en las mejores condiciones. El problema es que se hace de manera poco coordinada porque no se puede presentar la imagen de unidad monolítica, por un lado, y enseñar las evidentes, y cada vez más frecuentes, fisuras, por el otro.

Esto no ha hecho más que empezar y es la prueba de que la auténtica batalla se presentará en mayo, dentro de seis escasos meses. Todo lo que ahí ocurra condicionará lo que vaya a pasar seis meses después.

Podemos empieza a ir a lo suyo y arrastra a Pedro Sánchez que se aferra al pacto con sus socios igual que un náufrago a un salvavidas.

Yolanda, entre Pinto y Valdemoro, aguantando los embates de Pablo Iglesias que vuelve a la carga para defender lo que es lo suyo: sobre todo a su mujer.

Ya se han aprobado los presupuestos, se ha dado luz verde a lo de la sedición y el presidente ha ganado su apuesta para dirigir a la internacional Socialista. Flor de un día.

Las noticias se superponen y mueren unas sobre otras con la rapidez con que se le apaga una bengala a un niño en un estadio. Lo de los jueces tiene mala pinta. Parece que no siguen las recomendaciones de la Fiscalía, que en el fondo son las del Gobierno. Solo queda, si se quiere recuperar la sensatez, empezar a retocar la ley. El otro camino es el de iniciar una batalla política contra el poder judicial, pero en esa estamos desde hace unos años. ¿Alguien creería que con otros magistrados en el Supremo las cosas iban a ser diferentes? Dejar caer esta sospecha habla bien poco en favor de la salud democrática y de la división de poderes.

Tengo la sensación de que hay gente navegando entre dos aguas. Irene Montero se ha pasado llamando machistas a los jueces, pero en Vox lo han hecho más cuando la acusan de poner en la calle a los violadores. En el momento que necesitaba ser arropada, los socialistas le organizan una manifestación paralela. Esto no me parece muy solidario. Yolanda muestra su perfil, que no es la mejor parte de su cara, precisamente. Sigue dándole largas a su plataforma, pero se le acaba el tiempo. Ya Iván Redondo no habla de ella y, como siga así, se diluirá como un azucarillo, siguiendo los pasos de Rosa Díez o de Inés Arrimadas, por poner un ejemplo.

En medio de este panorama, al que unos definen como de incertidumbre, hemos goleado a la pobre Costa Rica sin pena ni gloria. Al fin, la afición está más con Ecuador que empató con Holanda. El mundial está absorbido por el movimiento LGTBI y las cadenas rosas le dan más cobertura a los brazaletes arco iris que a los goles. España no va bien. Solo el Barcelona de Pedri, que es de Tegueste; como se dice por aquí, “extrategueste”, para denominar a los que son de fuera de La Laguna. No se lleva lo nacional. En Mallorca han echado a unos niños de la clase por poner una bandera apoyando a la selección.

Ya se aprobaron los presupuestos, pero la guerra mediática continúa. Mañana empezarán de nuevo los azotes en casa de Caifás. En fin, la AEMET anunciando olas de frío y borrascas terribles y las maris con la imagen de Ucrania en la retina. Cada vez se habla menos de Putin y más de que Feijóo es un incapaz. Es normal. Cada día tiene su afán, como decía Soraya y no por mucho madrugar amanece más temprano.

Yo sigo aquí, como Marta Sánchez, esperando a nada. A nada no: esta noche iré a La Bruma de mi amigo Suso Purriños, que organiza una fiesta sabinera con el bombín sobre el piano. Ya ven, no todo es malo en esta vida si lo sabemos administrar. Según una encuesta, el 63% de los españoles dicen que no les va tan mal. No sé si es mucho o poco.


Noticias relacionadas