OPINION

De meses y años

Juan Pedro Rivero González | Jueves 20 de octubre de 2022

Hay cumpleaños que tenemos en la memoria, mientras que otros han pasado con la normalidad del ritmo de las horas y los días, casi sin darnos cuenta. Recordamos cuando comenzamos a ser mayores de edad para las leyes civiles. Recordamos la edad de los compromisos vitales definitivos, recordamos cuando comenzaron a llamarnos treintañero o cuarentón. Después ya éramos mayores y un año más o menos es poco significativo en el cómputo general.

Hace unos años, en un curso de bioética organizado por la Universidad de La Laguna, se repitió en varias ocasiones la importancia de poner vida en los años, y no contentarnos en añadir años a nuestra vida. En el trasfondo se hablaba de la calidad de vida y de los cuidados paliativos. Dale vida a los años. Buen consejo.

Hace unos días me felicitaban por atravesar el meridiano de la década de los cincuenta. Más de medio siglo son años para darse cuenta de que la vida pasa y pisa fuerte y firme sobre nosotros. Y me preguntaba si había habido vida en mis años. Siempre deseamos que hubieran sido más vivos y cargados de mayores acontecimientos, pero los que ha habido han estado bien. Creo que he vivido los años con pasión y entrega. Lo que ha quedado pendiente sé que la misericordia de Dios y del prójimo me serán favorables.

Una visión serena de la vida nos ayuda a superar el amargor de sentimientos de culpa o la desazón de expectativas no cumplidas. Lo extraordinario de nuestra identidad persona es que siempre estamos descontentos. Y ese descontento no es una carga, sino una dinamización interior que no nos permite contentarnos con lo alcanzado, con lo conocido, con lo vivido. Queremos más porque tenemos un corazón que no se contenta con menos que con todo.

Cáritas Diocesana de Tenerife está cumpliendo este año sus 70. Y esta situación me hace sentir relativamente joven. Cuando Cáritas ya llevaba 15 años de trabajo en aquellos de la crisis de posguerra de nuestro pueblo, yo nacía. O sea, que todo depende de la comparación que hagamos y con quién nos comparemos. Una ayuda para situarnos en la verdad de manera objetiva. En comparación con las grandes órdenes dedicadas a la acción social que nacieron en el medievo o en el renacimiento, Cáritas de una entidad muy joven. Casi estamos empezando. Y esa perspectiva nos ayuda a no considerar que todo está ya pensado y realizado, sino a descubrir sanos descontentos que nos estimulan.

El gran Iguacen Borau, ese ser precioso que solo estuvo entre nosotros siete años de ministerio episcopal y, comparado con otros sería ínfima su aportación, solía decirnos que en la vida debemos estar siempre descontentos, pero nunca desilusionados. Insatisfechos, sí; desanimados, no.

En esa combinación se juega la felicidad. Porque el satisfecho se aparca en los márgenes de la carretera que lleva a la vida. El desilusionado le acompaña en ese parking. Y nos paramos por falta de combustible. Nunca es tarde para aprender, nunca es tarde para modificar un comportamiento o una estrategia.

Nunca es demasiado tarde para para comenzar a pintar un cuadro.


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