OPINION

Transparencia absoluta en el uso del dinero público

José A. García Bustos | Sábado 06 de agosto de 2022

Bitcoin es la máquina de la verdad. Esta es mi definición preferida por su sencillez y concreción sobre el sistema de dinero electrónico sin intermediarios que creó Satoshi Nakamoto en 2008.

Digo que es la máquina de la verdad porque deja rastro de toda transacción y, aun permitiendo la privacidad entre las partes, no se podrá enmascarar. Es un auditor público y eterno. Siempre se podrá consultar y nunca se podrá modificar.

Bitcoin es privado pero, si lo que se transfiere proviene de un acto ilícito, saldrán a la luz las partes. En ese caso, y mediante autorización judicial, será como entrar en el domicilio del delincuente. Se levanta el velo de la transacción y se identificará a las partes. Si se confirma la ilegalidad de la fuente, se convierte el oro en plomo, es decir, se deja sin valor ese dinero. Por eso Bitcoin no va contra los Estados, como se dice. Al contrario, es una herramienta al servicio del poder judicial para identificar a los malhechores.

Me habrán escuchado decir que las monedas digitales de los bancos centrales o CBDC que correrán sobre cadenas de bloques, servirán para controlar nuestros movimientos monetarios, liquidación instantánea de impuestos y un mayor control hacia los ciudadanos. Sigo manteniéndolo. Y están próximas a ver la luz pero ¿y si lo aceptamos exigiendo asimismo ese control para el dinero público?

Se han hecho avances en cuestión de transparencia en las administraciones públicas. Existe una ley (19/2013) que recoge que la transparencia debe ser el eje fundamental de toda acción política. Los políticos están sujetos a un exhaustivo régimen de incompatibilidades que les obligan a parar en seco su actividad privada previa, aun a riesgo de dejarla perder; tienen que presentar sus declaraciones de renta y patrimonio antes y durante su mandato; una vez en el cargo deben publicar los convenios, subvenciones y contratos publicitados y cualquier información cuyo conocimiento sea relevante para garantizar la transparencia de su actividad.

No haría falta tanto trabajo farragoso si pusiéramos la máquina de la verdad al servicio de la Administración Pública. Es tan fácil como emplear dinero dentro de la blockchain ¿Cómo se consigue eso?

Pues creando un token por cada euro público. Un token es una representación dentro de la cadena de bloques de un bien físico. Un token por euro público, dando la posibilidad de gastar los tokens permitirá dejar el rastro deseado.

El emisor y receptor se tendrán que enviar euros tokenizados o, lo que es lo mismo, una representación de los euros onchain que podrá canjearse por euros de la vida cotidiana cuando se quiera. Así, toda transacción pública habrá dejado registro dentro de la blockchain para dejar inmutabilidad, transparencia y posibilidad de ser auditada en el futuro.

El efecto disuasorio contra la corrupción es brutal. Como dice mi amigo Tomeu, embajador de la Bitcoin Association, es como poner un GPS en cada euro público. Si los políticos se sienten observados, el rastro de sus transacciones quedará de manera inmutable en la blockckhain se lo pensarán dos veces antes de realizar sus actividades.

El efecto disuasorio también será por el bien de los políticos. La blockchain les permitirá dormir tranquilos por la noche. Se lo dice alguien que ha desempeñado un cargo público con acceso a elevados presupuestos durante doce años. El valor de ir a casa tranquilo y abrazar a tus hijas con la cabeza bien alta, no tiene valor. Y luego, a dormir de un tirón.

Tenemos cita electoral en menos de un año. Los programas electorales aún no se han confeccionado. Señores políticos, pongan la máquina de la verdad como promesa electoral y darán tranquilidad a la ciudadanía. No solo eso, harán de este país un país pionero en la búsquedad de la transparencia y dejarán de lado la falacia de que en los países latinos, más concretamente en el nuestro, la picaresca está a la orden del día.

Bitcoin es la blockchain más antigua y contrastada. Nunca ha sido corrompida. Decir eso en una semana en la que se han dado importantes hackeos en conocidas blockchains, no es baladí.

Bitcoin es la máquina de la verdad y todo funciona dentro de la cadena de bloques que es donde se registra toda transacción. Huyan de aquellas que sacan la información fuera de ella. No solo por la falta de seguridad sino porque no hay nada más centralizado y a merced de unos pocos que aquellas que permitan cambios en su protocolo. Cuando una cadena de bloques no permite la modificación de su protocolo, ni usted, ni yo ni Dios obtendremos poder gracias a ella (CSW dixit).

Señores políticos, pongan primero la máquina de la transparencia al servicio de la actividad pública y luego exijan a los ciudadanos. Tenemos una oportunidad histórica en España para liderar el cambio.


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