OPINION

El Emérito y la igualdad

Santiago Fiol | Martes 24 de mayo de 2022

Quien mejor ha definido lo que es la igualdad en España es el Presidente Felipe González, citando a su abuelo, creo, dijo eso de que “todos somos iguales pero unos más iguales que los otros”; desgraciadamente esa aseveración se ha convertido en dogma y contra estos poco hay que alegar.

La igualdad es un principio constitucional al que solemos aferrarnos los que no somos tan iguales como los otros para reivindicar nuestros derechos. Pero si una cosa hay cierta en este país es que no todos gozamos de la igualdad de oportunidades, por arriba y por abajo.

Cuando a uno se le llama “Emérito” nos referimos a un jubilado con honores que los mantiene. Cada vez que un podemita, especialmente sus dirigentes, desde su sucia boca habla del Emérito le reconoce, por definición, los honores que posee. Seguro que no lo saben cómo ignoran tantas y tantas cosas. Su mundo es un mar de ignorancia.

El “Emérito” recibido la corona de las manos del general Franco el cual le designó a dedo sucesor a título de Rey. Le tuvo a su vera unos años para que el Príncipe de España, entonces, título de nuevo cuño pues el sucesor de la corona de España es el Príncipe de Asturias, y tras seguir y escuchar al Dictador torció el camino y decidió convertir la soberanía real en soberanía popular, Constitución mediante; no fueron pocos los que le ayudaron destacando el Presidente Adolfo Suárez, que colgó la camisa azul de ministro secretario general del movimiento para ponerse un traje oscuro de presidente del gobierno, asistido por su mentor Torcuato Fernández Miranda que sería Presidente de las Cortes Constituyentes.

También hubo, como todo en la vida secundarios, que sin su intervención nada hubiese sido posible. Asimismo también hubo gente que no creyó en la joven democracia y que creían a Suárez un chiribí de provincias, con ínfulas en la capital. Hubo ruidos de sable, hubo pronunciamientos y hasta un golpe de Estado que cesó con la intervención, en la madrugada del 24 de febrero por televisión del, Rey, golpe del que nunca sabremos la verdad, la oficial la sabemos por la Sentencia del consejo de guerra, la verdad real quizás nunca.

El Emérito, al que reconozco sus honores, ha sido un gran jefe del Estado, si bien hay que reconocer que en su vida personal no ha sido ejemplar, por lo que se va publicando en su etapa de cierta decrepitud a la que se resiste. En cuanto a su fortuna. Ningún procedimiento se sigue en España contra él después de dos regularizaciones fiscales y de que puede ser inmoral, a mí me lo parece, los cobros que aparentemente ha percibido en su oficio de conseguidor. Si bien es cierto que ha generado millones de ingresos para España de los que se cobró un parte. La que fuese.

Dos cuestiones debo señalar al respecto, la primera es que como Vd. y como yo, querido lector, goza de la presunción de inocencia y en su caso, de la inviolabilidad constitucional, recordando que la Constitución no es más que una Ley, Fundamental, y que exige amplio consenso para su reforma, pero al fin y al cabo una Ley. Los cursis lo llaman Ley de Leyes. En fin.

El Rey, don Juan Carlos, como les decía goza de la presunción de inocencia, como Jordi Pujol que presuntamente atesoró una fortuna mucho mayor que la del Emérito, con ese tres por ciento, a medias. Un uno coma cinco por ciento de los concursos que convocaba la Generalitat durante casi treinta años no es ninguna broma. Es un capitalito pero de eso no se habla pues pactó en su momento con el PSOE y con el PP. Tampoco sabremos lo que sabe el honorable, que alberga su memoria o su archivo, al cual un conocido locutor de radio le llama, con animus iocandi, Pujolone. Que poca memoria tenemos a veces.

Les diré más, gozan de presunción de inocencia los ya condenados en Sentencia no firme Griñan y Chaves (más de seiscientos millones del ala), Colau que tiene varias causas abiertas por su arbitrariedad absoluta en gestión de la irreconocible Barcelona, de Ábalos y su visita a Barajas para recibir las maletas de la Vicepresidente de Venezuela, además ser una auténtica agencia de colocación, así como el Presidente Rodríguez Zapatero, gran amigo de los revolucionarios de Venezuela, capaces de arruinar uno de los países más ricos del mundo en el menor tiempo posible.

Todos los que les he nombrado disfrutan de la presunción de inocencia, como Bárcenas, como la tuvo la difunta Rita Barberá, e incluso Francisco Camps y sus famosos trajes. Como Villarejo en las causas en las que no está condenado en firme.

Aunque me cueste soportar el hedor por la corrupción ab initio de Podemos, fondos de Irán y Venezuela, más casta que nunca, también la ministra Montero y sus niñeras tienen presunción de inocencia, como debe ser; también en los temas de financiación irregular en los que están en un lodazal los podemitas disfrutan de presunción de inocencia.

Con las campañas contra el Emérito los podemitas y la izquierda en general solamente intentan tapar su fracaso en la gobernanza; han arruinado al país, somos más pobres que nunca, debemos más que nunca y esto ya no hay quien lo sostenga pues nos estrujan a impuestos hasta que no nos quede nada para aumentar ministerios, y chiringuitos para colocar amiguetes como diría el gran Torrente. Estamos ante un saqueo de las gentes que trabajo e intentamos salir adelante.


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