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Cartas marruecas

Viernes 08 de abril de 2022
Por Juan Manuel García Ramos

No voy a referirme a la obra póstuma del escritor y militar español muerto en combate en 1782, durante el tercer asedio a Gibraltar en el siglo XVIII, el ilustrado José Cadalso, aunque sus Cartas marruecas también hablan y enjuician con irritación otro ciclo de decadencia hispana. Se trata de la sorprendente carta marrueca de don Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, del día 14 de marzo recién dejado atrás.

Esa posibilidad abriría un contencioso con Canarias de alcance inopinado, con serias consecuencias, en principio, para nuestra territorialidad marítima, aunque tratándose de un interlocutor como Marruecos uno no puede llegar a calcular los inesperados resultados que nos podría deparar una negociación de ese calibre con tal vecino, del que, desde hace muchos años, se conocen sus apetencias anexionistas sin medida: el sueño del Gran Marruecos que engulliría el Sahara, Mauritania, Ceuta, Melilla y las Islas Canarias. No miremos para otro lado e ignoremos esas viejas ansias de la dinastía alauí. Siguen vivas.

Se ha apresurado a decir el expresidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, que la carta de su compañero de partido Pedro Sánchez a Mohamed VI es un ejercicio de realpolitik, en una primera acepción, un ejercicio de política realista y pragmática, pero sin recordar que la verdadera realpolitik muchas veces se practica al margen de la ética y del derecho, como nos parece que se actúa ahora por parte de Marruecos y de los países que lo apoyan por intereses que no vamos a ignorar aquí, es decir, al margen de las dos sentencias que recordamos más arriba, del Tribunal de La Haya y del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, y al margen de las setenta y cuatro resoluciones de la ONU, cuyo portavoz Stéphane Dujarric acaba de recordar, el 21 de marzo pasado, a España, mejor: a Pedro Sánchez, y al resto de los países que apoyan las tesis marroquíes de convertir el Sáhara Occidental en una autonomía más bajo su soberanía, que el conflicto en cuestión ha de resolverse con un compromiso pleno de las partes, de los marroquíes y de los saharauis, bajo la tutela de la ONU y la gestión de su Enviado Personal para el Sahara, Staffan de Mistura, con la asistencia de la Minurso cuyo mandato ha quedado prorrogado hasta el 31 de octubre de 2022 y cuyas siglas y su significado no podemos olvidar en estos momentos: Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental.

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