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Un mes de guerra en Ucrania

Viernes 25 de marzo de 2022

Este jueves se cumplió un mes de la invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas y del inicio de una guerra que, en aquel momento, no se pensó que pudiera durar más allá de unas jornadas. El conflicto bélico se ha prolongado por la decidida defensa que los ucranianos han hecho de su país, con una reacción por la que al principio pocos apostaban, de la misma manera que no se esperaba el liderazgo ejercido por su presidente, Volodímir Zelenski, quien se ha convertido en el principal defensor de la soberanía ucraniana y de su población.

La encarnizada oposición de los ucranianos ante el invasor y los propios problemas que sufre el ejército de Putin han llevado la guerra a prolongarse, sin que se atisbe un final rápido por la vía de las armas. Rusia -quien constantemente recuerda su poderío nuclear- sigue intentando entrar en Kiev, la capital, mientras otros frentes también se le resisten y deben pagar la frustración de las fuerzas rusas resistiendo duros bombardeos que arrasan barrios enteros.

La guerra ha llevado la destrucción a las calles de Ucrania y ha provocado un éxodo masivo de ciudadanos -mujeres y niños en su mayoría- que han tenido que abandonar el país. Son las consecuencias obvias de la invasión, pero el conflicto va más allá y la mayoría de analistas apuntan que es el inicio de un nuevo orden mundial, con unas relaciones internacionales diferentes a las que hemos conocido hasta ahora.

El aislamiento de Rusia -convertido en "paria" mundial, sujeto a unas sanciones millonarias que han hundido su economía- es el efecto más notorio de la nueva situación. Pero también destaca la reacción de Occidente, que probablemente no fue bien calibrada por el presidente ruso, y, en este punto, la reactivación de Europa. El Viejo Continente ha reaccionado dispuesto a replantearse su dependencia energética del gigante ruso y ha decidido aumentar considerablemente su gasto en armamento, consciente de que también es aconsejable saber mostrar músculo frente a quien acostumbra a mostrarse como el abusón del grupo.

Este renacimiento de Europa sería uno de los aspectos positivos a destacar dentro de la tragedia, junto con la gran ola de solidaridad que se ha desatado para ayudar a los desplazados de la guerra. En el lado opuesto, además del daño provocado por las armas, queda la crisis económica que se cierne sobre el mundo. Queda por ver cuánto tiempo más se prolongará esta situación y qué papeles corresponderán a actores destacados como Estados Unidos y China en este nuevo equilibrio de poderes. Tras un primer mes de conflicto, nada es descartable, pero por el bien de todos, cabe desear que no haya que contar la duración de esta guerra por meses o por años, ni que la incertidumbre se adueñe del futuro.


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