OPINION

6.375 razones nucleares

Juan Antonio Tormo | Lunes 28 de febrero de 2022

Como cuando he hablado de la pandemia y las vacunas, en este delicado y complejo tema de la guerra entre Rusia y Ucrania me pronuncio antes de empezar diciendo que el gran CULPABLE de empezar la guerra es Vladímir Putin. Ya ven que para hablar de vacunas hay que decir antes que uno no es antivacunas por definición, y para hablar de este conflicto, primero hay que decir que uno no es 'amiguete' de Putin. Pero en ninguno de los dos casos el análisis es fácil.

“Hay que conocer la historia para no estar condenados a repetirla”. Esta frase, en un contexto de geografía, no es discutible, porque, para analizar los nuevos terremotos o maremotos, estudiamos hasta millones de años atrás para saber frecuencias y resultados; también pasa en otros ámbitos culturales y sociales, pero en política hay determinadas corrientes de opinión que quieren que no hablemos, ni tan siquiera que estudiemos el pasado, porque no les parece relevante, ya que este tiempo no es homologable a otros. Pero les voy a decir una cosa: la ambición, la traición, la destrucción, el horror de la guerra son homologables y parecidos en muchas épocas pasadas, porque son las personas humanas las que lo originan con sus actos, a veces de tipo primario.

Cuando una nación o un político es débil es carne apetecible para la oposición o para otros paises y mandatarios con ansias de expansión. En la Segunda Guerra Mundial, tuvimos como ejemplo al Primer Ministros inglés Chamberlain, que firmaba con Hitler un pacto de no agresión en 1938, a meses de empezar la guerra, pensando que eso bastaría para salvar su 'noble posadera'; en Francia, tenían a Albert Lebrun, un Presidente que no se dio cuenta de qué iba la guerra hasta que entró Hitler en París; mientras tanto, el Presidente de EEUU se tomaba cañas durante DOS AÑOS mientras Hitler arrasaba Europa, y no fue hasta que le atacaron los japoneses en Pearl Harbor que decidió intervenir. Estos ejemplos no han sido los únicos sobre aprovecharse de los dirigentes 'ineptos' de turno.

Ronald Reagan, como buen vaquero, le echó el lazo a Mijaíl Gorbachov y le hizo creer su 'milonga' de la 'guerra de las galaxias' para, primero, asfixiarle económicamente y, después, provocar el fin de la era comunista. En 1991, desaparecía la URSS y Putin asistía a este fin y, quizás, al igual que Hitler después del Tratado de Versalles, cuando juró vengar tal afrenta a su Alemania, pensaba que esto no iba a quedar así.

A Putin le hemos visto implacable con sus enemigos, algunos de ellos también enemigos del resto del Mundo. Cuando caía un avión ruso derribado por terrorista yihadistas, a causa de un misil, en Egipto, pronunciaba estas palabras: “Perdonar a los terroristas corresponde a Dios; enviarlos con él es cosa mía”. Putin tiene un plan hace mucho tiempo. Ha forjado una alianza que le protegerá en esta guerra y es China, por lo que mucho me temo que en el tema de las sanciones no haya mucho que hacer a corto plazo.

También tengo que decir que, en realidad, ya no me fío de nadie en este complejo asunto. Estoy convencido de que todos mienten, desde Putin, el Presidente de Ucrania, Zelenski, la OTAN, EEUU, Bruselas, porque hay muchos intereses inconfesables. Lo único innegable es el drama humano de la población ucraniana, muertos, desplazados y terror; es lo que están viviendo.

Al mando de las diferentes naciones intervinientes en el conflicto están los que 'genialmente' han gestionado la Pandemia del COVID, como Boris Johnson, Úrsula von der Leyen, Macron, con su reciente mediación en una mesa de 16 metros que ya sabemos para qué sirvió, Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN y personaje conocido en su país, Noruega, y poco más, y terminando con Biden, con el cual es un 'sin vivir', ya que no sabemos cuándo se nos va a caer al suelo.

Pero, tal y como he anunciado en el titular de este artículo, en estos momentos hay una guerra en el que uno de los confrontantes, Rusia, posee 6.375 bombas nucleares, más que EEUU, Francia y Reino Unido juntos, por lo que, primero, tenemos que reconocer este hecho con todas sus consecuencias a la hora de salir de 'salva patrias. También deberíamos tener en cuenta que todas las sanciones económicas van a volver con más fuerza si cabe contra todos nosotros. Dicho esto, negociemos hasta el límite, salvemos a toda la gente que podamos, pero con prudencia, que nadie menosprecie a Rusia, a Putin y a su gran aliado, China, porque entonces, en vez de hablar de salvar a un país, estará en juego el destino del mundo entero.


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