Estamos a principios de año, con el espíritu navideño que nos rebosa por las venas, hemos deseado la paz, salud y prosperidad a nuestros familiares, amigos, perros, gatos y hasta a los cuñados que como todos sabemos son “otra cosa”. Por consiguiente, me parece normal que todos nuestros Gobernantes quieran hacer lo propio, con discurso llenos de buenismo, alentándonos, intentando hacernos creer que su gestión ha sido francamente buena, que estamos mejor que muchos otros y que el 2022 será la leche.
Pero claro está, los buenos deseos de mis amigos o familia no se los discuto ni investigo, los acepto sin más y los agradezco, pero los buenos deseos y discursos de fin de año de los que les pagamos el sueldo, los analizo rigurosamente sobre todo en materia económica utilizando cuatro indicadores básicos, PIB, INFLACCIÓN, DESEMPLEO Y TASA DE INTERÉS.
Estos cuatro indicadores creo que son entendibles por todos y reflejan a las claras dónde estamos. En cuanto al PIB caímos en el 2020 un -10,8 % y en el 2021 subimos un 4,6 %, lo que deja muy claro que no hemos recuperado ni la mitad de lo perdido. INFLACCIÓN, año 2020 un 0,5%, año 2021 6,7%, esto es sencillamente un hachazo a toda la población sobre todo a clases medias y bajas. Desempleo, año 2020 un 15,5%, año 2021 15,3% (el doble de la media en la zona euro). Tasa de interés, año 2020 0,7%, año 2021 1,1%, pagamos todos nuestros créditos más caros, sin más.
SI volvemos a lo de los discursos y recordamos ese orgullo que ha demostrado nuestro Presidente Sánchez, en cuanto a la evolución económica de España, simplemente le tengo que decir que no me cuadra con estos indicadores y aunque me saque alguno de bueno que seguro que los hay (más malos también) ninguno tiene la importancia de los que he analizado ya que estos repercuten muy directamente en nuestro vivir de cada día, es más si ustedes quieren analizar la economía de cualquier país de una forma aséptica, busquen estos indicadores y después estarán en disposición de decir si el país en cuestión está en una buena situación, va navegando o tiene un gran problema. En cuanto a los demás dirigentes, más de lo mismo, nos toman directamente por indigentes intelectuales, incapaces de analizar la situación, de manera que van gravando lo que pasa, porque sencillamente es imposible ponerle soluciones a los males que no reconoces.
Este no es el artículo que más me guste hacer, pero creo que ante lo que he visto, era el que había que hacer, sin ser catastrofista poner los datos en la mesa, con la sana intención de que se le pongan soluciones, es así de sencillo, porque cuando desaparezcan estos malos indicadores les puedo asegurar que me encantará volver a escribir sobre las gestas de Nadal, sobre cine, de emprendedores y de la superación personal, me mola más y probablemente hago más amigos.
La corriente ideológica que se propugna hoy en día es el decir “amen” a la situación lo que se viene llamando “la verdad oficial” aceptar sin más aquello de “lo hacemos lo mejor posible, otros lo harían peor y aquellos que critican son unos malos patriotas”. Frente a esta nueva religión, sólo les tengo que decir, que seguiré a los dictados de mi conciencia, buena compañera y este año que empieza mi único dogma cuando empiezo estos artículos es que estos mismos no me llenen de vergüenza en un futuro, así llevo ya muchos años y así seguiré, no seré el mejor articulista, pero me puedo mirar a los ojos cada día en el espejo tranquilamente y a cualquiera que me pueda cruzar por una calle.