OPINION

Nada es lo que parece

Andrés Lasaga | Viernes 17 de diciembre de 2021

“Canet de Mar: CCOO y UGT protestarán contra el 25% de español en las aulas catalanas”. Leo y escucho esta noticia en varios medios y me ratifica la creencia de que pocas cosas son lo que realmente parece. Que los dos principales sindicatos anuncien su participación y apoyo a una manifestación convocada por la plataforma Som Escola contra la sentencia que obliga a impartir un mínimo del 25% de clases en castellano y que tendrá lugar el próximo 18 de diciembre, es un insulto a los cada vez menos trabajadores y autónomos que todavía creen en el papel representativo de los sindicatos en la defensa de los derechos de la clase obrera.

Los sindicatos en España hace tiempo que perdieron la ascendencia y hasta la empatía del trabajador y posturas como la adoptada en Canet ahondan en la depauperada y estrambótica imagen de unas organizaciones entregadas al gobierno, siempre que este sea de izquierdas. Teniendo en cuenta que UGT y CCOO se han olvidado de la movilización callejera desde que Sánchez llegó a La Moncloa, no es de extrañar que ahora les haya entrado el mono de la pancarta y se sumen a lo que sea, con tal de pisar la calle y hacerse notar, aunque lo único que consigan así sea horadar todavía más su prestigio, si es que todavía les queda.

Pero es que nada es lo que parece en este país nuestro llamado todavía España. Sánchez nos anunció en julio de 2020 que habíamos vencido al virus y, año y medio después, estamos inmersos en la sexta ola, se empieza a vacunar a los niños, se habla de una tercera dosis para los mayores de 50 años, vuelven las restricciones y las cifras de ingresos hospitalarios vuelven a ser más que preocupantes. Ni se venció al virus entonces ni, desgraciadamente, parece que el fin de la pandemia esté próximo. La realidad siempre acaba imponiéndose a la propaganda y la política de titulares.

Como pasa con la subida de la luz, que vuelve a alcanzar máximos históricos en el coste del MW/hora, mientras la ministra de Medio Ambiente se afana en insistir que este año acabaremos pagando lo mismo que en 2018. Afirmación que solo se cree el presidente del Gobierno, que le compra el argumento. El resto de los españoles, incluidos los socios de Sánchez y el resto de ministros, saben perfectamente que la factura será más cara. Si no, que se den una vuelta por cualquier ciudad y pregunten a propietarios de pequeños comercios, peluquerías o restauración.

Y qué decir de la vicepresidenta podemita Yolanda Díaz y de su visita al Vaticano, para reunirse con el Papa Bergoglio. Lo que no pudo conseguir Pablo Iglesias, lo ha conseguido Díaz. Es que ella no quería, y ésa es la diferencia. Ella no quería ser ministra, ni quiere ser presidenta, ni quiere ser la nueva Mesías de la izquierda. Pero nada es lo que parece y el voto católico de izquierdas supone un buen pellizco en las urnas que hay que cuidar si se quiere aspirar a ser la primera mujer presidenta de España.

Se nos escapa un ciclotímico 2021 y se asoma un 2022 cargado de incertidumbre, por culpa del virus que no cesa. Toca seguir resistiendo y dejarse engañar lo menos posible, porque ya saben que nada es lo que parece. Bones festes i molts d’anys.


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