OPINION

La regulación asfixia

Carlos López | Martes 31 de agosto de 2021

El negocio del delivery, que es el servicio que cada vez más utilizamos para que nos traigan la comida o otras cosas a casa, llegó con fuerza a España antes de la pandemia como ya había ocurrido en otros países de Europa y EEUU que es donde nació este modelo de negocio. Desde entonces nuestro panorama urbano ha añadido la figura del “rider” que es aquella persona, en su mayoría hombres, que con una gran mochila a su espalda y en su moto o bici surcan la ciudad buscando el domicilio del cliente donde entregarle el pedido.

En esta pandemia estas empresas y servicios se han vuelto más visibles y claramente más necesarios y demandados. Para los restaurantes, que son una parte insustituible del modelo, el delivery no es ningún negocio dado que las comisiones de las plataformas atrapan la mayor parte del margen de sus platos, pero es cierto que les ha ayudado a sobrevivir en momentos delirantes como el confinamiento. Los restaurantes también pueden conseguir promoción y publicidad entre otra tipología de clientes al mismo tiempo que iniciarse en el mundo digital lo que puede suponer el principio de la necesaria actualización de su negocio.

El mercado del delivery, según muchos analistas afirman, tiene mucho potencial de crecimiento. Actualmente está disputado por varias empresas internacionales que en común tienen un fuerte componente tecnológico basado en el desarrollo de su plataforma APP desde la cual realizar el pedido y con una estrategia e inversión en marketing digital que busca el mejor posicionamiento en web para captar la creciente demanda.

Dentro de los principales actores que se disputan la tarta tenemos a Delivero, Just Eat, Glovo y Uber Eats. Todos ellos luchan por quedarse entre los 3 primeros puestos y han realizado y siguen realizando inversiones millonarias. Muchas de las empresas aún no son rentables, pero confían en seguir creciendo para ganar cuota de mercado con la convicción de que cuando consoliden su posición disfrutaran de muchos años de beneficios con lo que poder retornar la inversión. Estas son las cuentas que hacen empresas internacionales que nacen con un ADN Global y con el objetivo de dominar mundialmente un sector de nueva creación. Ha pasado con las redes sociales y también con las webs de comercio electrónico.

El 12 de agosto y de acuerdo a la nueva Ley Rider estas empresas deberán acatar la sentencia del tribunal supremo que determina que los “riders” son empleados de la compañía y por tanto deben acogerse al régimen de la seguridad social. Hasta la fecha estas personas facturaban como autónomos, una práctica que el Tribunal constitucional ha considerado que no se ajusta a esta figura laboral y que por tanto serían “falsos autónomos”. Para Delivero, que ocupa primeras posiciones en otros países, ha sido la gota que colma el vaso y es lo que ha determinado su decisión de salir de España. Esto supondrá la desaparición de puestos de trabajo, aproximadamente 100 empleados y 2.500 “riders” personas y una factura de salida que aún está por calcular.

El resto de los actores de mercado están viendo de qué manera van a adaptarse a la nueva ley, en el caso de Glovo y en función de su interpretación de la ley introducirá cambios en la relación con los “riders” siendo el cambio principal que ellos fijarán el precio del servicio decidiendo si realizan o no la entrega. Esta interpretación no consigue desmontar el principio sobre el cual se determina la relación laboral y es que la empresa, a través de la App, sigue organizando los pedidos de los “riders”. Es muy probable que esta solución siga alargando la tormentosa relación con los tribunales y con los sindicatos. La única alternativa, además de contratar a los “riders”, será que las famosas Apps contraten a nuevas empresas que organicen las flotas de “riders” traspasando el riesgo a este nuevo modelo de empresa.

En cualquier caso, se trata de un asunto complejo pero que siempre sucede cuando la regulación administrativa del gobierno le mete mano a los nuevos modelos de negocio que aparecen al amparo de las nuevas demandas y tecnologías. La asociación profesional de "riders" autónomos ha denunciado que la nueva ley rider conseguirá precarizar y destruir empleo, lo contrario a lo que pretende. Delivero bajará la persiana y dejará a sus empleados y “riders” sin trabajo. Los usuarios perderán un servicio que les funcionaba y el resto de las empresas deberán adaptarse y veremos cuales finalmente consiguen rentabilizar las nuevas exigencias. Vuelvo a decir que se trata de un asunto complejo, pero puedo asegurar que en España conseguir que un negocio sea rentable es toda una odisea, más que en otros países y por eso digo que la regulación asfixia.


Noticias relacionadas