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Sánchez cambia a todos menos a él (y a Podemos)

Lunes 12 de julio de 2021

El desgaste del Gobierno de Pedro Sánchez llevó finalmente al presidente a hacer una profunda renovación de su gabinete este sábado. La crisis se venía gestando hace ya semanas -si no meses-, desde la derrota del PSOE en las elecciones madrileñas, la paulatina caída en las encuestas y la sucesión de hechos concretos como la crisis con Marruecos o la polémica por los indultos a los políticos condenados por el Procés en Cataluña, que levantó ampollas en el propio PSOE.

Finalmente, el remedio aplicado por Sánchez ha pasado por una remodelación de gran calado que se ha llevado por delante a pesos pesados como Carmen Calvo, José Luis Ábalos o el todopoderoso jefe de gabinete Iván Redondo -que copó cuotas de poder que abarcaron desde la propia estrategia gubernamental, al CNI- y a quien se atribuye la paternidad de la moción de censura contra Rajoy que aupó al poder a Sánchez.

Se mantienen en el gabinete ministros como Grande Marlaska, Margarita Robles, Reyes Maroto y, sobre todo, Nadia Calviño, que pasa a ocupar la Vicepresidencia Primera. Precisamente, la justificación dada por Pedro Sánchez se centra en la necesidad de relanzar la economía en esta fase de salida de la crisis generada por la pandemia, amparándose, en buena parte, en el reparto de los fondos europeos para la reconstrucción. Otras razones, sin embargo, parecen apuntar a la necesidad que tiene un Pedro Sánchez a la baja en las encuestas de apoyarse más en el partido de cara a futuros compromisos electorales. De ahí, la notable presencia en el nuevo gabinete de alcaldesas y otros políticos de larga trayectoria dentro del PSOE.

Con esta remodelación Sánchez se blinda a sí mismo, cambiando a casi todos y estableciendo nuevos cortafuegos que, a la vez, le aseguren una mayor sintonía con el partido. No cambia nada en la parte del Consejo de Ministros que controla Podemos y que, si confiamos en la justificación dada por el presidente, poco a nada tendría que ver los objetivos de relanzamiento que persiguen los nuevos nombramientos. De esta forma, siguen en sus puestos Irene Montero, Ione Belarra, Alberto Garzón o Manuel Castells, sin que se atisbe por ahora que la líder podemita en el ejecutivo, Yolanda Díaz, vaya a seguir el ejemplo de su socio.

Sánchez no ha podido soltar lastre de esta rama del ejecutivo por muy cuestionados que estén algunos de sus miembros -el último, el ministro de Consumo, Garzón, con la polémica sobre el consumo de carne-; una circunstancia obligada por los acuerdos de gobernabilidad entre las dos formaciones, que puede tensionar notablemente la segunda parte de la legislatura, que es la que más va a necesitar de unas medidas de estímulo económico en las que Podemos puede ser un obstáculo.

Habrá que esperar para saber si los cambios realizados son buenos para el futuro inmediato del país. De momento, Sánchez lanza un doble mensaje: por una parte, que está dispuesto a acabar la legislatura y, por otra, que no le temblará el pulso si para ello debe sacrificar cualquier pieza del tablero sobre la que él tenga capacidad decisión.


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